Este jueves 30 de octubre se vivió la misa de despedida para Héctor Noguera, instancia en que su hija Emilia emocionó a todos con una dulce canción.
La hija del actor subió al podio al finalizar la ceremonia religiosa, y destacó la presencia de tantas personas en el adiós a su padre.
"Esta función sí que está llena. Estamos a tablero vuelto y eso lo haría muy feliz", dijo de entrada.
"Las enseñanzas de mi padre eran particulares. Él me enseñó a leer y a escribir, pero no a los 6 años, con el silabario, sino a los 18, con García Lorca", añadió con una risa nostálgica.
"Me enseñó a hablar. Pero no a los 2, pidiendo que dijera 'papá', sino a los 20, pidiéndome que apoyara bien en algún monólogo de Shakespeare, en nuestro primer trabajo juntos", recordó.
En esa línea, destacó que "ese era su lenguaje, eran sus herramientas. Me enseñó lo que era una coma, un punto, una diferencia ente una pausa y un silencio. Por qué un dramaturgo ponía ese punto y esa pausa en ese lugar, cuál era la emoción que quería generar".
"Había cosas que le gustaba escuchar", indicó Emilia Noguera posteriormente, explicando que leería un monólogo de Doña Rosita la soltera, que su padre disfrutaba, pese a que no tenía relación alguna con el momento de la despedida.
"Él se emocionaba mucho con este texto y con la música", destacó al final de esa lectura.
¿Qué decía la canción que cantó Emilia Noguera al final de la misa?
"Hace un tiempo nos pidió a mí y a Gonzalo que le cantáramos una canción para esta ocasión, así que la cantamos antes de ayer, ayer, y la vamos a cantar hoy día también", anunció la hija de Héctor Noguera antes de invitar a su compañero adelante para entonar juntos.
Totalmente acapella, Emilia Noguera y Gonzalo Ramos cantaron la siguiente letra, que corresponde al tema Calma (Arruyo para mí mismo), de la banda chilena Bere:
Calma, que no hay apuro. Duele porque es dolor.
Calla, pa' que este arrullo le haga un silencio a tu corazón
y duermas, que de seguro mañana nada va a estar peor.
Arrurrú pa' tu orgullo, pa' la desilusión.
Arrurrú a los murmullos, a la falsa pasión.
Arrurrú y que este arrullo le haga un silencio a tu corazón.

