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Agencia UNO
La Unesco inscribe el circo de tradición familiar de Chile en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su más de dos siglos de historia y su presencia de norte a sur. Reconocen a las familias circenses por mantener vivo este oficio, integrando rituales propios y múltiples oficios sin distinción de género. El circo no solo tiene valor cultural, sino que también cumple funciones sociales como la solidaridad y la inclusión, aportando dinamismo económico a las localidades. Chile implementará medidas de protección laboral y programas de formación para preservar esta tradición, comprometiéndose a asegurar su transmisión y visibilidad internacional.
Desarrollado por Bío Bío ComunicacionesLa Unesco inscribió el circo de tradición familiar de Chile, una práctica con más de dos siglos de historia, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, durante la vigésima reunión del Comité Intergubernamental en Nueva Delhi.
El reconocimiento incorpora a la lista una tradición que recorre el país de norte a sur, sostenida por familias que viajan en autocaravanas y levantan sus carpas en ciudades, pueblos y zonas rurales para mantener vivo un oficio que forma parte del imaginario chileno.
"Recibimos con profunda emoción y gratitud, en nombre del Estado de Chile y de nuestro presidente Gabriel Boric la decisión de este comité de inscribir el circo de tradición familiar en Chile", dijo la subsecretaria de Patrimonio Cultural de Chile, Carolina Pérez.
"Este reconocimiento es sobre todo un reconocimiento a las familias, compañías, comunidades portadoras que han sostenido, transmitido y renovado durante generaciones, saberes, prácticas y ritos que forman parte de nuestra identidad colectiva", añadió.
Cada circo está integrado por familias que desarrollan su vida bajo la carpa y que mantienen rituales propios —como bautizos, debuts, matrimonios o funerales— mientras sus integrantes asumen múltiples oficios, desde acróbatas y payasos hasta técnicos o maestros de ceremonia, sin distinción de género.
Además de su valor cultural, el circo cumple una función social: organiza funciones solidarias, acompaña a comunidades afectadas por desastres naturales y se ha convertido en un espacio inclusivo para mujeres, personas LGTBIQ+ y artistas históricamente marginados.
Su actividad itinerante también aporta dinamismo económico a las localidades donde se instala.

El plan de salvaguardia presentado por Chile incluye nuevas medidas de protección laboral, el fortalecimiento de sindicatos y asociaciones circenses, la creación de un archivo nacional del circo tradicional y programas de formación para niños y jóvenes, entre otras iniciativas consensuadas con la comunidad circense.
La inclusión en la lista reconoce la importancia cultural del elemento y compromete al Estado a asegurar su preservación y transmisión, además de darle visibilidad internacional.
La candidatura se suma a otros elementos chilenos reconocidos por la Unesco, como el baile chino (2014) y la alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, incorporada en 2022 a la lista de salvaguardia urgente.
