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AGENCIA UNO | El Día
Francisco Boldo, un joven ciclista aficionado, se convirtió en un héroe inesperado al rescatar a cinco adolescentes arrastrados por el violento oleaje en La Serena, Chile. Arriesgando su vida, Boldo permaneció más de 30 minutos luchando contra las olas para salvar a los jóvenes argentinos. A pesar de no lograr rescatar a uno de ellos, Boldo demostró valentía y solidaridad. Asegura que actuó por instinto y descarta la idea de convertirse en salvavidas formal, prefiriendo ayudar desinteresadamente.
Desarrollado por Bío Bío ComunicacionesDesde el mediodía del lunes, las autoridades han coordinado la búsqueda de Alejandro Cabrera, joven argentino de 17 años que permanece desaparecido.
Entre turistas, residentes y deportistas que transitaban por el sector, un joven ciclista se convirtió en el héroe inesperado de una jornada que quedará marcada en la memoria de quienes presenciaron el dramático rescate.
Su nombre es Francisco Boldo, un deportista aficionado que, sin pensarlo dos veces, se lanzó al mar para auxiliar a cinco adolescentes arrastrados por el violento oleaje.
Su labor desinteresada no terminó ahí. Regresó hasta la Avenida del Mar para participar en las labores de rebusca.
En el lugar conversó con un equipo de Diario El Día, donde recordó el milagroso rescate y su participación en esta nueva jornada.
“Hoy estamos más tranquilos. Venimos con amigos a bucear, pero el mar está muy correntoso”, comentó al volver al lugar, aún afectado por la experiencia vivida.
“Escuché los gritos y vi a una mamá desesperada diciendo que sus hijos se estaban ahogando. Yo pensé que estaban jugando, pero cuando entendí que era real boté mi bicicleta y me tiré al agua”, relató.
Boldo asegura que no tuvo tiempo para pensar en riesgos: su reacción fue inmediata. “Fue un momento muy desesperante. Vi a la mamá manoteando, pidiendo ayuda. Ahí dejé todo y me metí”.
El mar estaba especialmente peligroso, con fuertes corrientes que complicaban cualquier maniobra de rescate. En esas condiciones extremas, Boldo permaneció más de 30 minutos dentro del agua, luchando contra las olas mientras asistía a los menores, todos de nacionalidad argentina.
“Rescaté a cuatro; me faltó uno, se me fue de las manos. Estaba solo y no pude hacer más”, rememoró.
Su relato reconstruye la secuencia de un rescate al límite. Primero logró encaminar hacia la orilla a uno de los jóvenes que se estaba hundiendo. Luego nadó hacia un niño de 12 años que flotaba inconsciente.
“Tuve que darle respiración ahí mismo, apretarle el pecho para que botara agua. Volvió en sí y lo tomé del brazo para ir por su hermana”, recuerda.
Con ambos tomó fuerzas para enfrentar nuevamente el oleaje, donde había otro adolescente aún más adentro.
A ratos, el joven debió improvisar para mantenerlos a flote. “Les hablé, les dije que teníamos que esperar, que no se desesperaran. Las olas crecían y nadie llegaba”, contó.
La ayuda marítima tardó y, cuando finalmente arribó una lancha, la tensión no disminuyó. “Los niños empezaron a tragar agua. No tenían los recursos adecuados y los subieron como podían, todos raspados”, lamenta.
Algunos testigos creyeron incluso que el desaparecido era él, pues permaneció tanto tiempo en el agua que su salida generó un breve alivio entre la confusión.
A pesar de los riesgos, Boldo asegura que actuó por instinto y solidaridad. De hecho, revela que varios le han sugerido convertirse en salvavidas formal, pero descarta la idea.
“Quieren que ingrese como salvavidas, pero yo estoy bien así. Prefiero hacer las cosas de corazón y no por un poco de dinero”, afirma.
Pero este instinto no es nuevo. Francisco Boldo indica que solo este año ha participado en cerca de diez rescates, tanto en Cuatro Esquinas como en el sector de El Faro.