La investigación por los dos asesinatos en el sector Las Salinas de Talcahuano aún no revela el motivo que tuvo el acusado para acabar con la vida de su pareja y el niño de 10 años que ella cuidaba.
Mientras el imputado inició la prisión preventiva en el Centro de Cumplimiento Penitenciario Bío Bío, el escalofriante caso aún no conoce las causas, el motivo que el hombre habría tenido para matar a su conviviente Cristina Tapia Hormazábal (58) y al pequeño Matías Poblete Flores (10), en julio de 2014.
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Todo indica que el objetivo de su ira era la mujer únicamente, y que al niño lo atacó porque podría transformarse en un testigo que lo hubiese identificado con facilidad, ya que el sujeto visitaba con frecuencia al domicilio, por lo que el fiscal Eric Aguayo indicó que hay una serie de puntos que se están analizando.
Durante la audiencia se explicaron los elementos que relacionarían al acusado con el sitio del suceso, la casa del menor, en el pasaje Latchmann, siendo estos una huella plantar en un escalón, similares al calzado del implicado, restos de yeso en su suéter coincidentes con los obtenidos desde el pelo del niño y la inconsistente coartada que dio el individuo a juicio del fiscal Mario Elgueta.
Sobre esto, el imputado señaló durante la investigación que a la hora de los homicidios él trabajaba en un domicilio distante siete minutos de la casa donde ocurrieron los asesinatos, instalando cerámicos, donde tenía contacto con yeso y usaba una herramienta llamada picasal, propia de un albañil, que sería el arma mortal utilizada, aunque de esas tareas se ausentó por poco más de media hora.
Durante los cuatro años y tres meses de investigación, el hombre jamás dio alguna señal sobre su participación en los crímenes, aunque desde un inicio ingresó en la lista de sospechosos, comentó Eduardo Vivanco, amigo de Cristina y abogado.
El acusado llegó varios minutos después de conocidos los hechos hasta la casa donde yacían los cuerpos, vistiendo ropa de trabajo, con varias manchas de yeso, y de pronto, pidió a un vecino que lo llevara al domicilio que compartía con Cristina, a unas seis cuadras, para cambiarse porque estaba muy sucio. Al ingresar al vehículo, según la fiscalía, habría dicho al vecino que lo llevaba: “por esto, me voy a ir preso”.