La muerte de dos mujeres rusas, Yuliya Mansey y Valeria Lechtchenko (12) agarró por sorpresa a la ciudad mexicana de Tijuana. Una llamada anónima a la policía los ayudó a descubrir las bolsas de plástico negro en las que habían sido enterradas. Ambas habían sido asfixiadas, desmembradas y decapitadas y la autora confesa del hecho es su hija y hermana, Anastasia Lechtchenko (19).

La menor de edad, que padecía autismo, también le faltaban los ojos; mientras que a su progenitora le faltaba el corazón. Al ser llevada ante el Ministerio Público, la adolescente rusa afirmó haberlas matado porque estaban practicando hechicería en contra de ella.

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Ayer, comenzó a difundirse el video en el que admitía haberlas matado y también entregaba crudos detalles del crimen. “Diría defensa personal. Fue primero con una soga, a mi mamá, para que muriera por ahogarse y luego de la misma manera a mi hermana”, comienza relatando.


La adolescente está presa en la penitenciaría de La Mesa, donde le espera una condena de hasta 80 años, luego de que se ratificara su formalización por el homicidio agravado por parentesco.

La primera en testificar en su contra fue una de sus amigas, Yesenia Estrada Ávila, a quien esta le había relatado que planeaba quemar los cadáveres, conseguir una pistola para ir tras su padre y luego, suicidarse. Aunque primero no le creyó, tras ver sangre en el marco de la puerta y en su tronco, decidió hablar.

Junto a su madre y hermana | Facebook
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El juicio se ha visto complicado luego de que Anastasia declarara haber sido “abofeteada e incluso torturada y abusada sexualmente por los policías ministeriales, uno de los cuales le susurró que quería que le hiciera sexo oral a fin de ayudarla en su proceso penal”, como detalla el medio mexicano Excelsior.

Anastasia Lechtchenko Masney | Facebook
Anastasia Lechtchenko Masney | Facebook