El 11 de junio, la policía mexicana recibió una llamada anónima, la cual les advirtió de unas bolsas sospechosas abandonadas en la ciudad fronteriza de Tijuana. Al llegar al lugar señalado, se encontraron con unas bolsas de plástico negras que despedían mal olor, las cuales resultaron ser los restos de Yuliya Mansey y Valeria Lechtchenko (12), dos mujeres rusas que residían en México.

Las víctimas no sólo habían sido desmembradas y decapitadas: a la menor de edad, quien padecía autismo, le faltaban sus ojos; mientras que a su progenitora le habían sacado el corazón. La autora confesa de este brutal crimen es su hija y hermana, Anastasia Lechtchenko Mansey, de 19 años y lo más increíble de todo, es que sigue libre.

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Al ser llevada ante el Ministerio Público, la adolescente rusa afirmó haberlas matado porque estaban practicando hechicería en contra de ella. Además, entregó detalles sobre cómo ahorcó, apuñaló y sacó el corazón de su madre con un cuchillo, para luego ir por su pequeña hermana, tal como revela el medio mexicano Univisión.

Anastasia Lechtchenko Masney | Facebook
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Hoy, Anastasia continúa libre, ya que los tribunales no han emitido una orden de detención por razones burocráticas, a pesar de que la Procuraduría General de Baja California solicitó su aprehensión urgente de Anastasia. Como el juez se negó a dar la orden, no se puede ejercer ninguna acción judicial contra ella hasta que transcurran 15 días hábiles.

Anastasia era una joven emocionalmente inestable y en febrero, había escapado de su hogar. Su madre escribió a través de Facebook para lograr dar con su paradero: “Soy la mamá de Anastasia. Me conmueve mucho tanto apoyo que he recibido en mi búsqueda. De todo mi corazón agradezco a todos. No a todos los conozco, pero quiero decir gracias a todos ustedes. Todavía no hay noticias buenas”, dijo el 19 de febrero del 2015.

Anastasia Lechtchenko Masney | Facebook
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Un par de días después, la adolescente apareció en Sinaloa y regresó a su hogar por cuenta propia, pero nunca fueron reveladas las razones por las que huyó. Al consultar al padre de Anastasia, Igor Lechtchenko, sobre ella, este admitió que no se comunican desde hace años: “Yo no sé nada, esto desconozco totalmente”, agregó el entrenador de gimnastas de la Universidad Autónoma de Baja California.

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