Durante 1965, se perpetró uno de los casos de abuso físico y sexual más brutales que ha conocido la historia del estado de Indiana, luego que una joven de 16 años fuera torturada y violada durante meses por una familia.

El macabro hecho fue protagonizado por Sylvia Likens, quien era hija de una pareja de artistas circenses que se ganaba la vida en constantes giras por Estados Unidos, al igual que sus hermanos Dianna, Benny y Daniel, mientras la menor, Jenny, debido a una poliomielitis, tuvo que recibir un refuerzo de metal en una de sus piernas.

Sin embargo, todo cambió en junio de aquel año, después que los padres de la muchacha decidieran viajar por distintas ferias de verano en Indiana y otros estados cercanos.

Ellos fueron acompañados por Diana, Benny y Daniel, mientras que Jenny, por su frágil condición de salud, se quedó en casa, lo cual llevó a que Sylvia se ofreciera a cuidarla.

Producto de esto, la familia dejó a las jóvenes bajo el cuidado de Gertrude Baniszewski, de 36 años, quien era considerada como una confiable vecina.

Las voy a cuidar como si fueran mis hijas”, prometió la mujer a los padres, recordó Infobae.

Sylvia Likens junto a su madre | Perfil

El impactante caso de joven de 16 años torturada y violada por familia

Con una dura historia de vida marcada por los constantes maltratos que sufrió de parte de sus parejas, Baniszewski cuidó ella sola a sus siete hijos, nacidos de distintos matrimonios.

Debido a su difícil pasar económico, la mujer inmediatamente aceptó la oferta de 20 dólares a la semana para cuidar a Sylvia y Jenny.

Las primeras semanas todo fue normal, pero la convivencia cambió radicalmente al término de la segunda semana, luego que el pago prometido por los Likens no llegó el día correspondiente, producto de un retraso en el correo.

Esto causó la ira de Gertrude, quien comenzó a agredir a las hermanas, lo cual llevó a Sylvia a pedir que solo la golpearan a ella, aunque fuera el doble.

La casa de Gertrude Baniszewski | Perfil

El horrendo sótano

A comienzos de octubre, y tras un irracional sadismo, Baniszewski encerró a la adolescente en el sótano de su hogar, en donde la torturó hasta su muerte, siendo golpeada por los propios hijos de la dueña de casa.

Incluso, la mujer cobraba 5 centavos para que Coy Hunnard, el novio de su hija mayor, y Richard Hobbs, quien había quedado despechado por el rechazo amoroso de Sylvia, bajaran al sótano y así abusar de la joven.

Con el objetivo de ocultar su macabra fechoría, Gertrude planificó que Sylvia escribiera una carta a sus padres donde señalara que se escapó con un hombre con el que tenía relaciones sexuales.

Tras esto, dejaría sin comer a la muchacha con el fin de que se debilitara y así, posteriormente, abandonarla en un bosque para que muriera de inanición.

Sylvia Likens | Perfil

Un angustioso escape que terminó en fatalidad

No obstante, el 26 de octubre de 1965, Sylvia pudo liberarse de las ataduras, pero no logró escapar de la casa tras ser descubierta por Coy Hunnard, quien la arrastró hasta el sótano, para luego golpearla constantemente en la cabeza con la barra de una cortina, lo cual le quitó la vida.

Sin mediar las consecuencias, Richard Hobbs llamó a la policía para hacer pasar la muerte de la joven como un accidente, aunque debido a la presencia de evidentes pistas, las autoridades no creyeron los dichos de la familia.

Ante la presencia de los efectivos de seguridad, Jenny estalló en llanto para luego expresar: “Sáquenme de aquí y les diré todo”.

Tras un extenso juicio, Gertrude Baniszweski, quien inicialmente afirmó ser inocente, culpando a sus hijos y sus amigos, fue condenada a cadena perpetua, saliendo en libertad condicional en 1985 por buena conducta, falleciendo cinco años después.

En tanto, Ricky Hobbs y Coy Hubbard recibieron una pena de 20 años de cárcel, por el caso de la joven que fue torturada y violada.

Por su parte, la hija mayor de Gertrude, Paula, también fue condenada a cadena perpetua, mientras que su hermana recibió 12 meses de prisión por su calidad de cómplice, mientras que su hermano, John JR., de solo 12, pasó 21 años tras las rejas, primero en un reformatorio y luego en una celda para adultos.

Gertrude Baniszewski enfrentando a la justicia | Perfil