La noticia dio la vuelta al mundo. En Tucumán, en el norte de Argentina, se produjeron varias muertes debido a una misteriosa enfermedad pulmonar.

Desde el COVID-19, el mundo ha reaccionado con mucha atención y preocupación a noticias sobre enfermedades pulmonares potencialmente mortales.

Sin embargo, el pasado fin de semana, el ministerio de Salud trasandino confirmó que la causa del brote misterioso, no era otro virus del tipo coronavirus, sino de la bacteria legionella.

Legionella: una enfermedad grave

“Las legionellas pueden formarse en un determinado ambiente de agua y luego infectar a las personas. Y ellas también pueden enfermar gravemente. Así que ciertamente son patógenos que hay que tomar en serio, pero no suponen un peligro de pandemia o epidemia, porque no se propagan de persona a persona“, afirma Felix Drexler, virólogo de la Clínica Universitaria Charité de Berlín en entrevista con DW.

Pero aunque no sea contagiosa, la enfermedad del legionario es un tipo de neumonía atípica muy grave, con fiebre e infección pulmonar aguda. Dicha bacteria se transmite por vía inhalatoria a través del agua o aire acondicionado.

El virólogo alemán, consejero científico de amplia experiencia en América Latina, no se muestra muy sorprendido sobre la causa del brote en Tucumán: “Estas cosas pueden pasar en clínicas. Es un problema que surge una y otra vez en todo el mundo“, sostiene el virólogo de la Charité, uno de los hospitales más grandes de Europa.

En 2020, se registraron en Alemania, según el Instituto Robert Koch, un total de 1.281 casos de legionella. La tasa de letalidad fue del 4,8%. En agosto de 2013, la ciudad de Warstein sufrió uno de los mayores brotes por legionella jamás vistas en Alemania. 159 personas enfermaron y dos murieron.

Sistemas de higiene y prevención para la legionella

Pero, ¿qué se hace en los hospitales para evitar el riesgo de infección con legionella? “En todos los hospitales de Alemania hay controles y un departamento de higiene que se encarga de que no ocurra algo así”, dice el neumólogo Wolfram Windisch en entrevista con DW.

“Se trata, por decir así, de un germen del agua que está en todas partes. Y el problema es que mientras se encuentran en el líquido, en realidad no son un problema tan grande. Pero si el agua se convierte en un aerosol, entonces estas bacterias son inhaladas. Y si eso ocurre en dosis altas, entonces uno puede contraer la enfermedad”, detalló.

El neumólogo ofrece una recomendación práctica para la vida diaria: dejar correr el agua de la ducha durante algunos minutos, tras unas vacaciones largas o en hoteles y departamentos donde se podría haber estancado el agua por demasiado tiempo.