500 días lleva la pandemia azotando al mundo y la salud mental de niños, jóvenes y adultos. Con el reciente desconfinamiento de la mayoría de las regiones del país, hoy se hace urgente recuperar dinámicas que por el encierro habían quedado prohibidas.

Así lo dio a conocer el psicólogo y director de ONG Mente Sana, Francisco Flores. A su juicio este anhelado desconfinamiento, que no sabemos si aún es un “paréntesis”, trae como desafíos llevar a cabo una nueva forma de convivencia, en la que “deberemos aprender a convivir con la normo virtualidad, es decir, asimilar el coexistir con las relaciones virtuales, así como con las presenciales, transformándose en algo cada vez más habitual”.

De esta forma, el reto estará en incorporar esta novedad virtual, “pero sin olvidar la necesidad de establecer vínculos y, no solo conexiones, que es lo que nos hace singulares y no estar dirigidos por algoritmos”, agrega Flores.

Por otro lado, “el salir de cuarentena, recobrar ciertas rutinas, visitar y encontrarse con los amigos, volver a ciertos lugares donde uno ha sido, es una manera de recuperar partes de uno mismo. El privilegiar los vínculos afectivos, la conversación cara a cara, deben ser prioritarios en este nuevo desconfinamiento, de forma que sean generadoras de vínculo social”, sostiene.

Y es que desde el punto de vista de la salud mental sólo la presencia física nos podrá activar la empatía y la solidaridad, “justamente lo que parece haber retrocedido dando paso a la agresividad sin norma desde la llegada del COVID.

Para el psicólogo, estas semanas probablemente serán “un tiempo donde tengamos que hacer un reajuste de expectativas, establecer nuevas prioridades, pero teniendo siempre como prioridad resguardar una vida social más próxima y local.”

En el caso de los niños, para mejorar sus capacidades de sociabilización el juego presencial entre niños es urgente que se pueda restablecer, dado que han sufrido una carencia de contacto corpóreo y afectivo y que ha traído como resultado que los pequeños conozcan más las voces de pantallas y videos que la de otros niños.

Cara Vacía

La pandemia trajo nuevos sufrimientos y pacientes, asociados a las nuevas formas de comunicación y de relaciones con los otros. Pero más que en la categoría de trastornos y patologizarlos, hay que entenderlos como “malestares propios de vivencias traumáticas”, asegura el director de ONG Mente Sana, Francisco Flores.

En el creciente teletrabajo, por ejemplo, los trabajadores tienen cada vez menos tiempo para actividades afectivas, debido a que están en varias tareas a la vez, permanentemente conectados, y donde es necesario continuos tiempos de atención en desmedro de las otras.

A este tiempo se le ha denominado el “síndrome de la cara vacía”, que es cuando no podemos reconocer la cara completa de nuestro interlocutor, aquellos rasgos o señales que nos permite identificar intuitivamente y no de modo discursivo, el mensaje del otro.

Estos nuevos síndromes no son trastornos y patologías, sino modo de hablar y nombrar aquello novedoso que nos impacta.

Pese a ello, las nuevas tecnologías han sido y seguirán siendo excelentes instrumentos para la ampliación de los cercanos en forma virtual, “ya que nos permite la coordinación de iniciativas y acciones a nivel global. De esta manera, nuestra vida psíquica explora nuevas capacidades plásticas y competencias interactivas, pero de la misma forma, convive con nuevos disturbios, sufrimientos y malestares”, finaliza Francisco Flores.