De acuerdo a la historia, los gatos habrían comenzado a ser domesticados hace unos 5.000 años, cuando los egipcios empezaron a almacenar cereales y las ratas no demoraron en llegar.

No obstante, en 2004, una excavación arqueológica en un pueblo neolítico (Shillourokambos) de la isla mediterránea de Chipre, desenterró el esqueleto de un gato junto con el de un humano, ambos cuidadosamente enterrados, convirtiéndose así en el primer gato domesticado conocido y que data de hace 9.500 años.

Aún así, los egipcios fueron la civilización que más vinculación tuvo con los felinos; estos los llevaban en sus botes del Nilo para atrapar pájaros en los matorrales y con el tiempo otros comerciantes los subían a sus barcos para controlar a los ratones que hacían fiesta hurgando las mercancías.

Fue así como con el paso de los siglos, su descendencia fue diversificándose en diferentes razas, de acuerdo al clima y a las cruzas, por supuesto, y muchos se transformaron en excelentes compañeros para los marinos que se embarcaban por largos periodos, sobre todo en tiempos de guerra.

En este contexto, hubo un gato que se ganó el reconocimiento de toda una nación por su impecable servicio a bordo de un buque, pues además de sobrevivir a un ataque también le salvó la vida a una tripulación entera al deshacerse de una infestación de ratas.

Simon, una leyenda

Hablamos de Simon, un felino que -según data en el blog inglés especializado Purr-n-Fur– habría nacido a finales de 1947, en Stonecutters Island, Hong Kong.

A comienzos de 1948, el HMS Amethyst de la Royal Navy, llamó al astillero de esa isla para pedir suministros y fue así como el marinero George Hickinbottom encontró a Simon merodeando por el lugar buscando alimento.

En ese entonces, George tenía 17 años y se había unido a la marina en noviembre anterior, por lo que decidió pasar de contrabando al felino a bordo y lo acomodó cerca de la cabina del capitán, por lo que no pasó mucho tiempo antes de conocerse.

Afortunadamente, al coronel Ian Griffiths le gustaban los gatos y no se hizo problema, al contrario, le dio un trabajo al felino: encargarse de las ratas que amenazaban las provisiones y también la salud de la tripulación.

Simon se ganó rápidamente el cariño y respeto de toda la tripulación, e incluso cuando el capitán Griffiths fue encomendado a otra misión y reemplazado por el comandante Bernard Skinner, continuó en el barco, ya que el nuevo jefe también era amante de los felinos.

De acuerdo a la ONG británica People’s Dispensary for Sick Animals, la primera misión de Skinner al mando del Amethyst fue viajar río arriba por el Yangsté hasta Nankín, para reemplazar al navío de servicio allí, el HMS Confort. Sin embargo, a mitad de la navegación, y debido al apogeo de la Guerra Civil China, el barco fue atacado por los chinos comunistas que abrieron fuego sobre la fragata.

simon, el gato marinero
Simon, el gato marinero

Uno de los primeros ataques atravesó la cabina del capitán y Simon quedó gravemente herido al igual que Skinner, quien finalmente murió producto de las heridas.

Fueron más de 50 impactos y aunque hubo una fragata de la Armada que se dispuso para salvarlos, la mayoría de la tripulación a bordo quedó varada en medio del río durante casi tres meses.

Las condiciones del lugar eran cálidad y húmedas, lo que los convertía en un escenario perfecto para las ratas y sus limitados suministros. Simon estaba herido y el personal médico que sobrevivió limpió sus heridas y quemaduras, sin embargo, no se esperaba que pasara la noche.

Afortunadamente, Simon sobrevivió y continuó con sus labores exterminando a los roedores que se atrevían a merodear en la nave.

Toda una celebridad

Luego que lograron abandonar el Yangsté y regresar al Reino Unido, Simon fue alabado tanto en la prensa local como internacional, y fue condecorado con la “Cruz Victoria Animal”, conocida también como Medalla Dickin. De hecho, Simon es el único gato en la historia en recibir este honor.

Asimismo, recibió una medalla Blue Cross, la medalla de campaña del Amethyst, y el rango de ‘gato marinero’. Tal fue su popularidad que también le escribieron miles de cartas, por lo que designaron al lugarteniente Stewart Hett, como “agente” de Simon para gestionar su correo.

En su camino de regreso a casa, en cada parada del barco Amethyst, Simon fue presentado con honores, y también recibió una bienvenida especial a su llegada a Plymouth, cuando el barco arribó a Inglaterra.

Al llegar al Reino Unido, tuvo que cumplir con una cuarentena y fue enviado a un centro animal en Surrey, sin embargo, durante su estancia contrajo un virus y a pesar de los esfuerzos médicos, Simon murió el 28 de noviembre de 1949, por una complicación infecciosa en sus heridas de guerra.

Tras su muerte, hubo un hondo pesar en la comunidad y se publicó su obituario en The Times. Fue colocado en un pequeño ataúd entre algodones, cubierto por la bandera del Reino Unido y enterrado en el PDSA Ilford Animal Cemetery, al este de Londres.

Centenares de personas fueron a su despedida, además de una tripulación al completo del HMS Amethyst.

“En memoria de ‘Simon’, sirvió en el HMS Amethyst de mayo de 1948 a noviembre de 1949. Se le otorgó Medalla Dickin en agosto de 1949. Murió el 28 de noviembre de 1949. Durante el incidente del Yangsté, su comportamiento fue de primer orden”, reza su lapida.

Simon, el gato marinero
Tumba de Simon

En tanto, en la cinta de la medalla, se lee: “Por servicio señalado y meritorio… con una sola mano y sin armas, acosa y destruye a Mao Tse-tung, una rata culpable de asaltar suministros de alimentos que eran extremadamente escasos. Además, se hace saber, que del 22 de abril al 4 de agosto, libró al HMS Amethyst de la pestilencia y las alimañas, con fidelidad implacable”.

Simon también recibió un honor póstumo, pues se le conmemoró con un arbusto plantado en la arboleda en memoria del incidente del Yangsté en el National Memorial Arboretum, en el condado de Staffordshire.