El fin de semana recién pasado fue clave para la familia de Thiare Elgueda, la joven de 20 años que desapareció en 2020, luego de que viajara desde Calama hacia Copiapó.

A seis meses de su búsqueda, durante la jornada del domingo se dio con una serie de prendas en las cercanías de la capital de la región de Atacama, las que fueron reconocidas por familiares de la mujer, lo que motivó un despliegue de cerca de 60 funcionarios de la PDI en el lugar.

“Eran tres mudas de ropa: un buzo Everlast burdeo, un buzo Adidas negro, un short de mezclilla y una polera blanca Pepe Jeans. Además, estaba su desodorante y un aceite para el cabello”, comentó a LUN la madre de la joven, Evelyn Acuña, quien entregó detalles del último día que vio a su hija.

“Casi no duermo pensando en ella. A lo más, unas dos o tres horas; el resto lo paso pensando cómo está, qué le pasó, si ha comido o si sigue con vida. Son preguntas que me hago todos los días. La única razón por la que me levanto es porque tengo otras tres hijas (26, 15 y 13 años) que me necesitan y debo estar firme para ellas”, contó.

Al mismo tiempo, la madre de la joven comentó que “ella a menudo viajaba de Copiapó a Caldera en bus, pero ese día se le hizo tarde, y al parecer no pasaron buses. Unas personas dijeron que la vieron haciendo dedo. Thiare es muy confiada, para ella todo el mundo es amistoso y no ve la maldad en las personas”, dijo.

El presente sin Thiare

En relación al proceso de búsqueda, Evelyn señaló que hasta el día de hoy sale todos los días con su esposo esperando tener noticias de su hija. “He recibido muchas llamadas, pero algunas son bromas o falsas pistas. Los primeros meses me decían que habían visto a mi hija en tal lado y allá partía yo con mi esposo, en el auto, para cualquier lado, donde fuera”, aseguró.

“El cansancio mental es más grande que el físico. Lo que agota es estar pensando todo el tiempo qué le pasó y dónde está. Las hermanas de Thiare pasan encerradas en sus piezas sin salir, han bajado sus notas en el colegio y no se conectan mucho a clases. Mi esposo, que es mecánico, estuvo cinco meses con licencia en su trabajo. Él no es el padre biológico, pero la crió. Ha sido un gran apoyo y contención para todas. Es él quien parte conmigo para todas partes a buscarla”, sostuvo.

Por otra parte, la madre de la mujer de 20 años indicó que desde la desaparición de su hija no logra conciliar el sueño con la esperanza de que alguien le avise que Thiare está sana y salva.

“Me dieron remedios para dormir, pero no los quiero tomar. No quiero dormir; quiero estar despierta por si me llaman y estar atenta a cualquier información. Lo poco que duermo, sueño con ella. La he soñado risueña, en el campo, también en Totoral, cerca de la playa, donde vamos a descansar en familia. A ella le gusta ir a ese lugar y estar tranquila con nosotros”, concluyó.