Hace algunas semanas se confirmó que el príncipe Harry y Meghan Markle, nuevamente habían decidido mudarse de hogar, por lo que adquirieron una residencia familiar en Montecito, en el condado de Santa Bárbara, a 140 kilómetros al noroeste de Los Ángeles.

Dicho lugar no fue escogido al azar por los exduques de Sussex, ya que es un sector donde habitan importantes celebridades como Ellen DeGeneres, Ariana Grande, Gwyneth Paltrow y Oprah Winfrey.

De hecho, este goza de amplias áreas verdes, nueve habitaciones, 16 cuartos de baño y una casa de invitados que cuenta con dos dormitorios y baños independientes, además de piscina, gimnasio, cancha de tenis, sala de cine, área de juegos, estacionamiento para cinco autos y una casa para el té.

Asimismo, esta tiene dentro del lugar oficinas, una biblioteca, spa con sauna, un pub británico, bodega, terrazas con vistas panorámicas y una serie de chimeneas en todas las habitaciones.

No obstante, lo que habría motivado a Meghan Markle y al príncipe Harry para comprar la residencia, fue la importante privacidad de la que goza esta, puesto que se encuentra en una calle de acceso cerrado.

¿Residencia del terror?

Sin embargo, lo que a muchos les inquieta es la cantidad de historias que rodea a la nueva casa, ya que según informó la revista española Hola!, durante cuatro décadas albergó a Stanley McCormick, un hombre que sufría de graves trastornos mentales, entre ellos esquizofrenia.

Ante el complejo estado de salud del protagonista de esta historia, la familia decidió mantenerlo allí para que se curara, por lo que contrataron incluso a un científico que montó un pequeño laboratorio en la residencia, para así lograr “traer de regreso” a McCormick.

De hecho, este hombre no vivía solo en el lugar, ya que lo acompañaba su señora Katherine, quien también puso todos sus esfuerzos para poder hacer del recinto un hogar para su esposo.

De esta forma, la mujer logró convertir el lugar en un acogedor espacio instalando incluso un campo de golf, para que su marido pudiera así distraerse.

Cabe señalar, que McCormick falleció en 1947, dando paso su historia a la novela llamada Riven Rock, nombre con el que se conocía a la finca, la cual terminó siendo divida y vendida por separado, adquiriendo una de las partes los exduques de Sussex por una suma cercana a los 12 millones y medio de euros, es decir, más de 11 mil millones de pesos chilenos.