Confundir una amistad con amor, es una situación que a todos les ha tocado vivir al menos una vez en la vida. En ocasiones esta confusión puede dar paso a una fructífera relación amorosa, aprovechando esa cercanía y confianza para crear un vínculo “a prueba de balas”. No obstante, también una versión menos positiva y este enredo puede ser el culpable del quiebre definitivo de una amistad.
Es por eso que el sitio de citas Match.com, a través de su vocera y experta en relaciones, Valeria Schapira, quiso referirse a las consecuencias que puede acarrear esta confusión de límites y cómo se puede enfrentar una situación así sin que algunas de las partes resulte profundamente dañada.
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Cuando comenzamos a relacionarnos con una persona que nos atrae, muchas veces este acercamiento comienza en un tono amistoso, y en ocasiones se hace muy complejo salir de la denominada “friend zone”, sobre todo cuando no vemos un interés amoroso/sexual claro en la otra persona.
El miedo a estropear una amistad si abrimos la boca, nos paraliza, prefiriendo guardar silencio y mantener esa atracción como una ilusión. También pasa que en determinadas situaciones ambos se confunden y terminan llevando la amistad hacia un terreno sexual, y que muchas termina en sexo y sin saber qué hacer.
¿Qué hacer si vives algunas de estas situaciones? A continuación te explicamos los escenarios más comunes en que una amistad puede colgar de un hilo a causa de una confusión.
¿Sexo entre amigos?
Un ejemplo claro es lo que muestra la película hollywoodense Amigos con beneficios, donde Justin Timberlake y Mila Kunis dan rienda suelta a la pasión pero manteniendo su relación de amistad. Pues bien, en la vida real también pasa que dos amigos se han “confundido”, han tenido sexo y aun así, siguen apostando a la amistad después de ese encuentro íntimo. En muchos casos se trata de un momento de deseo erótico puntual, señala la experta, y después de sincerarse acerca de lo que pasó en ese encuentro, ambos deciden priorizar la relación original.
Hay que tener en cuenta que las relaciones humanas nunca son matemáticas; puede ocurrir que se vuelva al estadio anterior o bien que las personas se animen a asumir otro tipo de vínculo que creían no podía ser para ellos, puntualiza.
¿De amigos a pareja?
Nadie puede conocernos mejor, con nuestras miserias y virtudes, que un amigo de verdad. Muchas veces sostenemos una amistad entrañable en el tiempo porque, por ejemplo, alguno de los dos está comprometido, por lo que eso marca una distancia. Si el escenario cambia, puede que la amistad derive en una relación sentimental, lo que tiene un gran punto a favor, pues lo bueno de las relaciones que nacen a partir de una amistad, es que no hará falta una gran exploración de la historia y las características del otro, ya que ambos se conocen en profundidad.
¿Demasiada información?
El punto anterior también tiene su lado b, pues conocer “todo” acerca de la otra persona puede ser un arma de doble filo, si no se respeta la confianza que implicó el contar secretos sensibles.
Si con un amigo uno no oculta información, con la pareja debería ser igual, pero cuando se pasa de amigos a novios, es imperante respetar los límites de esta nueva relación, pues no puedes “sacar en cara” lo que sabes de la otra persona, gracias a su vínculo previo, en beneficio personal, algo que hay tener muy en cuenta sobre todo cuando al calor de una discusión.



