Programas como Catfish de MTV confirman lo que muchos ya saben: hay que tener cuidado con quienes se confía en Internet, ya que abundan las cuentas falsas y personas con el suficiente tiempo para personalizar a otra. Aún así, muchos no se dan cuenta de esta situación… hasta que les ocurre.

Este fue el caso de “Justin” (nombre falso para no exponer a la víctima), un joven estadounidense que era un fiel seguidora de la bloguera de moda, Leah Palmer. Como detalla la revista Cosmopolitan, esta joven se había vuelto famosa en Instagram por subir imágenes que revelaban su glamoroso y relajado estilo de vida, el cual incluía mucha ropa de diseñador y viajes por todo el mundo.

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Hast aque un día, Justin comenzó a conversar con esta tal Leah. Las cosas fueron escalando y así pasaron de tener una amistad… a una relación virtual, por descabellada que suene la idea. En 2012, se acercaron mucho más y se llamaban, texteaban y tuiteaban varias veces al día. Pero había algo extraño con Leah: ella nunca aceptaba llamadas de video o conocerse en persona.

Por curioso que sonara, Justin lo aceptó, porque siempre tenía una excusa válida: “Dada su aparente carrera en el mundo de la moda, ella siempre estaba lejos por trabajo”, explicó el joven al portal BuzzFeed.

“También tiraba de los hilos hablando de la muerte de su hermano o de varias otras tragedias familiares, que habrían ocurrido mientras estábamos en contacto. Así que varias veces le di el beneficio de la duda”, agregó. Justin ni siquiera salía con otras chicas, a pesar de que nunca había visto en persona a Leah.

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Hasta que a principios del 2015, Justin recibió la llamada de una mujer que se llamaba Ruth Palmer. Esta le explicó que le habían robado unas 900 fotos desde su cuenta de Instagram entre el 2012 y el 2015, las cuales fueron utilizadas para crear las cuentas de Leah Palmer en Facebook, Twitter, Instagram y Tinder.

Ruth (25) no se dio cuenta de la situación hasta que una amiga se encontró con la cuenta falsa en Instagram y se fijó que la persona tras ella estaba imitando su vida. Hoy, la joven se mudó a Dubai con su esposo y pidió que cerraran la cuenta falsa, pero semanas después, rápidamente surgió otra.

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Aburrida de esto, Ruth decidió contactar víctimas de la cuenta falsa, para contarles que la persona con la que hablaban… no era real. “Lo llamé por Skype y fue terrible. Este pobre chico vio que estaba con mi esposo y fue una situación rara. Él rápidamente tuvo que salir de Skype y decirme ‘esto es un poco raro para mí’”, explicó Ruth Palmer.

Ella explicó posteriormente que ha hablado con otros 5 o 6 chicos que han tenido una relación con “ella”, pero estos no han querido entregar su identidad. Mientras, el impostor sigue intentando contactar más personas, diciendo que se interesa en sus vidas.