Un gimnasio no merece llamarse así si no posee un típico elemento: Hablamos de la famosa máquina de trotar. Estas son usadas tanto por atletas profesionales, como por aquellos que quieren bajar de peso sin salir de la comodidad de su casa. Pero el medio BBC Mundo quiso plantear una pregunta, ¿qué tan seguras son?

La interrogante surge tras la insólita muerte de un famoso empresario estadounidense, Dave Goldberg. Su cadáver fue encontrado junto a la trotadora de un gimnasio, mientras descansaba en un centro turístico de México. La razón por la que murió el director ejecutivo de la empresa SurveyMonkey: Un trauma mortal en la cabeza, luego de resbalar y caer de esta máquina.

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No es el único caso: En 2014, alrededor de 24 mil estadounidenses tuvieron que ingresar al hospital por lesiones relacionadas con trotadoras. Resbalones y heridas musculares eran las causas principales de consulta. Mientras que entre 2000 y 2012, se registraron 30 muertes arriba de una trotadora, a veces por accidentes como el que sufrió Goldberg y otras, por ataques cardíacos.

David Paul Morris | Bloomberg via Getty Images
David Paul Morris | Bloomberg via Getty Images

¿Qué indican estas cifras? Que es más probable morir impactado por un rayo, que haciendo ejercicio en una de estas máquinas. Pero esto no significa que el riesgo no exista y quienes están más expuestos… son los niños. El caso más conocido es el de la hija del conocido boxeador Mike Tyson, quien murió tras enredarse con el cable de la trotadora.

Otros infantes han resultado graves quemaduras por fricción, luego de que la máquina les atrapara dedos y manos. Así que la recomendación es clara: Los niños no deberían utilizarlas y los adultos necesitan una adecuada inducción antes de emplearlas. También tener agua a mano y no mirar los pies mientras se corre.

Health Gauge (cc) | Flickr
Health Gauge (cc) | Flickr

Cabe destacar que aunque la Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos hagan al menos 75 minutos de ejercicio vigoroso a la semana, recientes estudios revelan “que el entrenamiento intensivo puede ser tan malo como no correr nunca”. En sus manos queda la decisión de si seguir utilizando esta máquina… o quizás volver a lo natural y correr por el parque o playa.