A mediados de 1940 nacía en Talcahuano una particular industria de jabones que sin saberlo, creó un producto que ha acompañado por décadas a la familia chilena: el tradicional jabón Popeye
La historia de este jabón se remonta exactamente al año 1948 cuando el inmigrante italiano Miguel Maritano Amedeo, creó Maritano Industria de Jabones Limitada. Pero fue una instancia en particular la que inspiró el nombre del popular producto de limpieza.
Transcurría el año 1929 cuando el personaje fortachón de Popeye apareció por primera vez en una tira cómica, y fue la relación que generó el marinero del cómic con la ciudad puerto, la que le otorgó una especial identidad.
“El mono tenía fuerza y se veía como una de las zonas de Talcahuano”, comentó su nieto, Pablo Maritano, actual gerente comercial de Miguel Maritano Industria de Jabones S.A, a lo que agregó lo siguiente: “La historia dice que en algún viaje él encontró el monito, no tenía muchos años desde su creación. En ese tiempo no había televisión y no era popular en Chile, y a mi abuelo le gustó”, relata a BioBioChile.cl.

Fue el ambiente post II Guerra Mundial lo que motivó a Miguel Maritano a crear un producto que sirviera para proveer de un producto básico los estadounidenses.
“Mi abuelo tiene que haber dicho ‘cuando hay guerra, se acaban los insumos de Europa o Estados Unidos’”, señaló el nieto, quien además aprovecho de explicar que el jabón es verde por un simple motivo: “Por la espinaca”.
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Una vida difícil
Para la empresa su trayectoria no ha sido fácil. Primero sufrió cuando intentó ingresar al mercado santiaguino, que lo rechazó por ser de un color distinto, motivo por el cual el popular jabón tuvo que reinventarse en un nuevo color más común: el blanco.
Luego del “Golpe Militar”, la apertura al comercio exterior hizo que entraran otros jabones a la competencia. La marca lo superó con un nuevo producto: La creación del jabón Giselle.
Finalmente, el último gran revés sufrido por la compañía “chorera”, fue el terremoto del 2010, sumada a una fuerte competencia de productos chinos que la tuvo al borde del colapso.
“Tuvimos que ir contra de la guerra de precios, perdíamos plata por cada kilo que vendíamos, tuvimos que ir contra los terremotos y los saqueos. En marzo de 2010 uno puede haber dicho ‘tiremos la toalla’”, precisa el gerente comercial de la compañía.
Actualmente la compañía ha tenido que reinventarse ante la presencia de detergentes líquidos que le han quitado vigor y fuerza al producto, manteniéndose con un dominio de tan solo un 15 % en el mercado.