La séptima entrega de la familia Herrera se aproxima a pasos agigantados a su final, y por lo mismo, el despeje de dudas se clarifica capítulo a capítulo.

Las nuevas actitudes rebeldes y desordenadas de Félix, la naciente relación entre Juan y Alejandra, y una Ana que cada vez da más muestras de querer rehacer su vida junto a Mateo, fueron los centros en los que giró el capítulo de ayer domingo.

Cargado a la emotividd como ha sido la constante de esta última temporada, la dura decisión de Ana marcó la serie y dejó ‘plop’ a los televidentes que tenían la esperanza de ver nuevamente reunido al matrimonio Herrera López.

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Incentivada por Mateo, Ana (que no lo pensó mucho, la verdad) tomó la determinación de irse a vivir junto a él y su hija, y claro, con los hijos de ella también.

En un almuerzo para informarle la noticia a sus hijos mayores, estos se mostraron descolocados con el anuncio, pero conscientes de la nueva vida de Ana. Ante esto, Martín y Claudia argumentaron que ellos igual ya estaban en posición de volar del nido.

De igual forma, y en otro almuerzo, pero esta vez para contarle al respecto a Juan, el flamante dueño del videoclub se mostró tranquilo, prudente y sólo atinó a apoyarla en su decisión, lo que dejó Ana ‘con cuello’ y a la espera de escuchar otra cosa.

Es más, el renovado Juan Herrera le propuso de inmediato vender o arrendar la casa, inmueble que hasta el momento, era de las pocas cosas que mantenía unida a la familia.

Canal 13
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Finalmente, el momento más triste del capítulo fue ver a Ana pegando un cartel de ‘arriendo’ en la ventana de la casa que nos hizo reír y llorar junto a Los Herrera durante largos siete años.