Esta historia es realmente increíble. En medio de la pandemia, Maruja Rodríguez, de 88 años, despertó a las 07:30 de la mañana con una idea en su cabeza: crear una canción.

Fue así como en una croquera escribió la letra, ideó la melodía y con la ayuda de su celular y una grabadora captó su creación en su casa ubicada en Ñuñoa. Cuando lo tenía listo, y como una humorada, se lo envió a su amiga Verónica ‘Coca’ Cuevas.

Fue así como se compartió por primera La cumbia del encierro. La segunda persona que la recibió fue ‘Beto’ Cuevas, el cantante, hermano de Verónica y que conocía a Maruja.

El intérprete de inmediato quedó fascinado: “Me llamó bien serio para avisarme que le había encantado y que lo iban a grabar con su hijo. No me imaginaba a Beto cantando ese ritmo, pero después se sumó el Moska. Me siento privilegiada”, explicó esta abuela, en conversación con el diario Las Últimas Noticias.

Moska, integrante de Los Auténticos Decadentes, también alucinó con el tema, por lo que rápidamente comenzaron con el trabajo para lanzar el tema.

“Cuando la escuché dije ‘esto es un hit’ porque en tiempos de pandemia veo a tanta gente joven que está deprimida y aparece esta señora de 88 años que está aprovechando el tiempo para hacer cosas que le gustan que me pareció un ejemplo de motivación. No es mi estilo, pero estoy súper abierto a experimentar y probar cosas que no había hecho antes”, relató el exlíder de La Ley.

Tras grabar de manera remota con el cantante y algunos miembros de Los Auténticos Decadentes, el tema se lanzó y ha sido todo un éxito. Ya supera las 70 mil reproducciones y ha encantado a los fans.

Toda una vida luchando contra ‘lo establecido’

Según recogió LUN, pese a tener un promisoria carrera como locutora, tuvo que quedarse en su casa cuidando a su padre enfermo. Era la menor de 11 hermanos hombres, y no ‘le quedó de otra’. En ningún caso quiso competir con ellos, pero al final, según revela Maruja, resultó tener más carácter que todos ellos.

A los 22 años se casó, a los 28 tuvo a su único hijo y a los 30 se separó, porque su marido se enamoró de otra mujer. Pese a eso, reconoce haber sido feliz con su pareja, con quien mantuvo una excelente relación hasta que él murió.

Desde el quiebre, nunca más tuvo pareja: “Les decía a mis amigas soy una separada con olor a pan amasado, todos me quieren tener porque ninguno me pedía pololeo. Se querían casar altiro. En ese tiempo la mujer era mantenida y yo tenía mi propio taller de costura en la casa (…) Nunca me he sentido desamparada o que me haga falta un hombre. Tengo mucha vida propia. Me quiero y me admiro”.

Lo increíble es que lo largo de su vida, sobre todo en su infancia, estuvo ligada a la música, pero nunca de manera profesional. Hasta ganó concursos, pero recién ahora a sus 88 años pudo mostrar en todo su esplendor su enorme talento.