El alemán Karl Lagerfeld, el mítico diseñador que reinventó Chanel y organizó espectaculares desfiles, murió este martes a los 85 años, provocando un gran vacío en el mundo de la moda.

La casa Chanel, de la que era director artístico desde hacía 36 años, confirmó a la agencia AFP una información de la revista Purepeople, que había anunciado su desaparición en el hospital Americano de Neuilly, en las afueras de París, donde fue ingresado de urgencia el lunes por la noche.

El presidente del grupo LVMH, Bernard Arnault, dijo que estaba “infinitamente entristecido” y rindió homenaje a su “muy querido amigo”, Karl Lagerfeld, un “genio creativo”.

“Tu genio alcanzó la vida de tantas personas, particularmente a Gianni y a mí. No olvidaremos jamás tu talento increíble y tu inspiración infinita. Siempre aprendimos de ti”, reaccionó Donatella Versace en la red Instagram.

Victoria Beckham también fue una figura que se despidió del diseñador en su Instagram. “Karl fue un genio, siempre generoso y amoroso conmigo tanto en lo profesional como personal”, escribió.

Otras rostros del espectáculo que dedicaron palabras a Lagerfeld fueron la fashionista Alexa Chung, Claudia Schiffer, Diane Kruger y Penélope Cruz.

Cabe mencionar que el estado de salud de Lagerfeld se había deteriorado mucho durante las últimas semanas hasta el punto de no salir en enero a saludar al término del desfile de alta costura de Chanel, algo inédito desde sus inicios en la casa en 1983.

Su excéntrica vida

Nacido en Hamburgo (norte de Alemania), Lagerfeld siempre mantuvo un aura de misterio en torno a su fecha de nacimiento. Varios diarios alemanes, basándose en documentos oficiales, afirman que vio la luz el 10 de septiembre de 1933. Él dijo haber nacido en 1935 en una entrevista a la revista francesa Paris-Match, en 2013, en la que decía que su “madre había cambiado la fecha”.

Tuvo una infancia feliz en una zona recóndita del campo alemán durante el nazismo, y se mudó con su madre a París en los años 1950. Su carrera empezó tras ganar, en 1954, un concurso organizado por el Secretariado Internacional de la Lana, empatando con Yves Saint Laurent, con quien simpatizó y tuvo amistad antes de enemistarse irremediablemente.

A principios de los años 1960, empezó una carrera de diseñador independiente, trabajando para varias casas a la vez. “Soy el primero que se hizo un nombre con uno que no era el suyo. Debo tener mentalidad de mercenario”, decía.

Supo captar mejor que nadie las necesidades de su tiempo. Como en 2004, cuando bajó de su pedestal para diseñar una colección cápsula para el gigante sueco de la moda H&M, hoy algo completamente normal.

Adicto al trabajo, encadenaba las colecciones compaginando su trabajo con la fotografía. Era él quien firmaba las campañas de Chanel.

El “Kaiser” también tenía el talento de descubrir modelos que se convertirían en estrellas. Entre ellas figuran la francesa Inès de la Fressange, quien firmó un contrato en exclusiva con Chanel en 1983, la alemana Claudia Schiffer o la británica Cara Delevingne.

Sobre su propia muerte, tenía, como en muchos otros temas, las ideas bien claras. Preguntado por la revista Numéro si quería un funeral masivo en la iglesia de la Madeleine, en París, como el del cantante francés Johnny Hallyday, dijo: “¡Qué horror ! No habrá entierro. Mejor morir”.

“Sólo quiero desaparecer, como los animales en la selva virgen”, había dicho a la cadena de TV France 3.