Kel Calderón pasa la mitad del tiempo en Chile y la otra viajando. Los últimos días ha estado en África, específicamente en el desierto del Sahara.
En redes sociales ha compartido una serie de imágenes y videos de lo que ha sido su experiencia y contó que incluso un sujeto ofreció 300 camellos por ella.
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“Estábamos caminando en un mercado y de repente, se nos acerca un tipo y le pregunta a Óscar (su fotógrafo y amigo) si éramos algo, si yo era su mujer. Óscar le dice que no, que solo éramos amigos y él va y le ofrece 300 camellos por mí y yo chocha, preguntando si eso es mucho o poco y Óscar le responde que no había suficientes camellos en Marruecos para cambiarme”, explicó a AR13.
Pero la historia no termina ahí, ya que posteriormente el hombre ofreció 500 dromedarios, “como se llaman en realidad”, dijo Kel, agregando que “al final Óscar no me cambió y yo estaba muy enojada. Pensé en mandar a mi mamá la próxima vez para que negociara por mí”, comentó entre risas.
Posteriormente el guía turístico le comentó que todo se trata de una broma que le hacen a los turistas porque es una especie de mito urbano, contó Kel, sin embargo, eso nunca se ha hecho. “A veces en los matrimonios, ellos como una especie de regalo entre una familia y otra hacían eso, pero nunca ha sido un intercambio por una mujer”, relató.
El viaje a Marruecos es parte del programa NED Training Centre, escuela de inglés en Irlanda donde Kel estuvo hace algún tiempo. “Ellos hacen este paseo para sus alumnos que están estudiando en Irlanda y por eso estamos acá”, señaló.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de la egresada de Derecho, es que casi no le dirigen la palabra por ser mujer: “Es muy divertido, por ejemplo yo pido una llave y se la pasan a Óscar, yo hago una pregunta y le contestan a Óscar. Hablan entre hombres, la mujer es el arroz graneado”.
“Hablan entre puros hombres y las mujeres en teoría deberían ser más calladas. Entendemos que es parte de la cultura. Entre hombres son muy afectuosos, los amigos andan de la mano y la mujer camina detrás del hombre”, expresó.
“Igual es generacional”, indicó, ya que según su experiencia cuando se quedó a dormir dos noches en el desierto, los trabajadores más jóvenes eran más abiertos con las mujeres. “Es raro, por un lado tiene esta forma de relacionarse con las mujeres muy dictatorial, pero por otro lado son súper atentos y entradores, es extraño”, manifestó.
Además, cumplió su sueño de dormir en la mitad del desierto. “El campamento tiene sus propios dromedarios, estás entremedio de las dunas, miras las estrellas, es demasiado lindo. Pasas frío en la noche porque el desierto se pone súper helado, cosas así”, comentó.
