Muchos recordarán al icónico programa infantil Cachureos, liderado por Marcelo Hernández, quien era acompañado por sus clásicos corpóreos que animaban cada fin de semana de la televisión chilena en la década del 80 y 90. La verdad, es que hoy poco y nada queda de la felicidad que se mostraba en esos años.

Esto quedó en evidencia luego de que se diera a conocer que el animador del programa demandó al ‘Gato Juanito’, o más bien a Patricio Olivares, el actor que dio vida al personaje entre los años 1995 y 2003. Marcelo llevó ante la Justicia este caso, por un supuesto mal uso del personaje.

Según lo expresado por el actor en Intrusos, el conductor del espacio infantil lo está demandando por utilizar al personaje en espacios públicos, situación que está prohibida ya que la licencia del corpóreo está inscrita a nombre de Fernando Ortiz, quien fue la persona que interpretó por primera vez al ‘Gato’.

“Hace cuatro días me llamó la PDI a declarar por hacer uso del personaje que está inscrito por Marcelo Hernández. Que se llama ‘Gato Juanito’. Pero resulta que ese ‘Gato Juanito’, el verdadero, que le dio vida a este personaje en Chile y en el mundo, el que se tiró de benji, el que cantó las canciones, ese soy yo. Ese actor soy yo”, partió explicando el demandado.

Sin embargo, Olivares explica que Fernando le dio la autorización para utilizar el traje sin problemas: “Yo partí el año 95, antes lo hizo Fernando Ortiz el mismo 95. Y ahí hablé con él y me autorizó eternamente. Él fue y lo inscribió (Fernando) cuando yo lo empecé a hacer. De eso me di cuenta de después del año 2007 cuando me invitó a trabajar. Pero yo le dije que no quiero tener problemas con ese caballero -con Marcelo-“.

Patricio reconoció que no tiene miedo de la situación judicial en la que se encuentra ahora, por lo que asistirá a todas las audiencias a las que lo convoquen.

Además, cerró su defensa ante esta demanda con un sentido mensaje: “Los personajes habitan dentro de los actores. Nosotros somos los que le damos vida. Lamentablemente yo no lo inscribí. Ellos lo inscribieron. Pero, ¿saben dónde yo lo inscribí y donde ellos no van a llegar nunca? En sus corazones. Y eso no me lo van a quitar nunca”.