Hace más de un año que la panelista de Bienvenidos, Pancha Merino anunció su separación del empresario Claudio Labbé tras ser involucrada en una estafa para cubrir deudas millonarias de la empresa agrícola de su exesposo y dos amigos: Sergio Jalaff y Mario Dabed.
Tras notar la deslealtad de Labbé, la actriz decidió interponer una querella contra su exmarido para poder recuperar sus terrenos (uno en Maintencillo) y su dinero.
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Pero a pesar del mal momento por el que pasó Merino, la actriz asegura que ha intentado seguir adelante lo más feliz posible junto a sus hijos y vivir su vida de la mejor forma, pues hay gente ‘que lo está pasando mucho peor’.
“Hay cosas peores, hay gente que sufre mucho más y yo soy una súper agradecida de la vida. Siempre agradezco desde lo más básico: vivir calentita, hasta lo más importante. Igual yo soy súper feliz, hay gente que se me acerca y me dice ‘Pancha ¿estás bien?’. La otra vez la Paz Bascuñán me dijo que me quería ver feliz, y yo le dije que estaba feliz, independiente de que mis planes familiares hayan fracasado… Creo que la vida me ha hecho ser otra, ahora estoy mucho más humana y más consciente”, señaló orgullosa de lo que ha logrado.
Sin embargo, a la vez confesó en Bienvenidos que a veces tiene recaídas porque es difícil, sobre todo porque le tocó vivir el proceso sola.
“Igual me cuesta, a veces me siento súper sola. De repente digo ‘qué ganas que esté mi papá como cuando tenía 60 años y que me proteja, que le pare los carros a este y que diga esta es mi hija’, como lo hacía cuando mis hermanas grandes se separaron, que llegaba a la casa y decía ‘tú no te preocupes, aquí estoy yo’, pero justo pasó todo esto cuando él se estaba muriendo”, dijo entre lágrimas mientras sus compañeros intentaban consolarla.
En cuanto a sus hijos, también comentó que le ha costado porque sabe que es difícil para ellos enfrentar una separación, es por eso que decidió llevarlos a terapias familiares para que juntos conversen sus problemas y los solucionen de la mejor forma.
“Ayer fuimos los tres -yo y los dos mayores- a una terapia familiar con una sicóloga. Estamos mejorándonos de un proceso porque el de 14 está con síntomas de desconcentración y yo que fui de papás separados sé que nadie se puede concentrar con pena y con rabia (…) Fue súper lindo, hablamos los tres, lloramos, los dos mayores pelean mucho y ella los hizo mirarse y decirse cosas. Para mí ver eso me hizo sentir tan bien… Fue un día súper lindo“, finalizó.
Tras sus declaraciones sus compañeros intentaron consolarla abrazándola y dándole la mano. Además, le entregaron todo su apoyo y le recalcaron que ha hecho un muy buen trabajo como madre. Finalmente para calmarla se fueron a comerciales y volvieron con un tema totalmente diferente.
