Detrás de cualquier enfermedad, casi siempre la inflamación va a estar detrás. Es un mecanismo de adaptación y de defensa con el que cuenta nuestro organismo ante cualquier cosa que nos hace daño, sea externa o interna.

La hay de dos tipos: la de corta duración, o bien la que persiste en nuestro cuerpo y puede ocasionar síntomas que no son normales, tipo la inflamación crónica que mucha gente padece sin saberlo.

Por lo general, no puede detectarse en los análisis de rutina, según admite Gabriela Pocoví, doctora en Medicina y dietista-nutricionista que acaba de publicar ‘Atención con la Inflamación’ (Zenith).

“Tus pruebas pueden estar perfectas, aunque tú notes que en tu cuerpo algo no va bien. Te encuentras todo el día cansado, retienes líquido, o cambias de peso rápidamente”, alerta.

Dice que el sistema inmune es el encargado de producir la inflamación y que es muy común asociarla a cuando se nos hincha el vientre o la tripa, “una forma en la que se manifiesta, aunque no la única”, porque es un proceso que está controlado por el sistema inmunitario con dos funciones: primero, defendernos de agentes externos; pero también controlar que este proceso de defensa no sea persistente, porque genera inflamación.

Es frecuente en nuestra sociedad la inflamación, según insiste, dado que es un proceso de defensa: “Todos tenemos inflamación porque nos defendemos contra cosas que nos agreden. La diferencia está en qué grado de inflamación tengo o qué eficiente es nuestro sistema inmunitario en combatir infecciones. Todos estamos expuestos a agentes proinflamatorios, todos tenemos algo de inflamación. La diferencia se sitúa en el grado de inflamación y en cómo nuestro sistema inmunitario la está controlando”.

Síntomas de inflamación

Recomienda así analizar 5 áreas del cuerpo para saber si realmente estamos inflamados: nariz y garganta con mucosidad, tendencia a rinitis, flemas constantes; en el sistema digestivo problemas relacionados con el estreñimiento o diarrea, o intermitencia entre ambos, así como distensión, o gases; en la piel a través de granitos, dermatitis, eccemas, picores.

También habla del dolor, en cualquier parte del cuerpo, pero sobre todo si es persistente; el dolor articular, muy característico también, o el dolor menstrual o en la cabeza.

Dice que el sistema nervioso también puede inflamarse, se llama ‘neuroinflamación’, que se manifiesta con alteraciones en la memoria, déficit cognitivo, o con el sentirnos con la mente nublada, entre otros síntomas de posible inflamación.

Cuando hay un diagnóstico se llega tarde

Sostiene, en otro lugar, que es desconocida entre muchos médicos, quienes muchas veces trabajan al paciente cuando ya tiene la enfermedad, y no trabajan en la prevención, entre otras razones, según argumenta, porque el sistema está volcado en apagar fuegos, en controlar una enfermedad, no en prevenirla.

“Dentro de la sanidad pública con 10 minutos es muy difícil trabajar en prevención”, lamenta esta doctora.

“La inflamación va y viene. Nos puede ocurrir en concreto que tengamos un día de dolor de cabeza, y esto no quiere decir que tengamos inflamación crónica. Pero cuando vivimos con este dolor de cabeza de forma bastante frecuente, con episodios semanales, y nos incapacita o compromete nuestra capacidad funcional, sí es cuando debemos planteárnoslo. Es diferente tener dolor de cabeza un día concreto por estrés, por ejemplo, a que ocurra de forma frecuente, y es que la migraña es un problema inflamatorio”, subraya esta experta.

Así, incide en que hay diagnósticos y enfermedades que involucran inflamación, como las migrañas, las alergias, los problemas de tiroides o de hormonas, las gastritis, enfermedades autoinmunes, el acné, las dermatitis, los eccemas, el dolor muscular o el articular, o la artritis, entre otros.

“Son diagnósticos ya asociados a un proceso inflamatorio. Eso sí, antes del diagnóstico, el paciente se encuentra con el problema y lo que sucede es que hemos normalizado estos síntomas. Si hiciéramos una detección temprana evitaríamos caer en estos diagnósticos, que se producen cuando llevamos tiempo lidiando con esa inflamación crónica”, advierte Pocoví.