Las bebidas isotónicas, rehidratantes o también conocidas como bebidas deportivas son preparados que favorecen la hidratación y reposición de electrolitos del organismo ante pérdidas importantes, debido a que contienen una cantidad de agua, hidratos de carbono y minerales adecuadas para este fin.
Estos productos representan una manera agradable y eficiente de hidratar y reintegrar nutrientes empleados durante el entrenamiento intensivo o las competiciones deportivas.
En conversación con Página 7, Leslie Landaeta, académica investigadora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Las Américas, indicó que estas bebidas se usan en el caso de que sea recomendable reponer pérdidas de agua, azúcares o electrolitos de forma rápida.
“Esto puede suceder ante actividades deportivas o situaciones donde las condiciones ambientales generen algún grado de deshidratación, aunque no únicamente. Por ejemplo, se pueden utilizar para reponer líquido y minerales en caso de diarreas o vómitos durante las fases en las que se toleran líquidos o sólidos por vía oral“, explicó.
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Sin embargo, no se trata de un líquido que deba tomarse como cualquier otro. Se recomienda especialmente para deportistas de competición o con entrenamientos deportivos de alta intensidad.
En este sentido Landaeta advirtió que se pueden usar en caso de “ejercicios intensos con climatología desfavorable, o situaciones fisiopatológicas como las mencionadas anteriormente, vómitos o diarreas, en la etapa de tolerancia oral a líquidos, con precaución en estas situaciones, ya que las necesidades de sales minerales en procesos gastrointestinales no son exactamente igual que las que tienen las bebidas isotónicas“.
Se recomienda tomarla, si se quiere, si la actividad deportiva ha sido prolongada, mayor a una hora. Por ejemplo, en ejercicios intensos como una maratón o triatlón son recomendables.
“La cantidad necesaria varía en función de las características de la persona, del ejercicio y del tiempo, pero habitualmente suele estar entre los 500-1000 ml. Si se toma, lo ideal es hacerlo en pequeños sorbos, de forma continua y que no esté excesivamente fría”, aclaró la especialista.
¿Puede causar daños?
El consumo de estas bebidas se desaconseja en personas con hipertensión y aquellos pacientes con enfermedades renales o diabéticas, por la alta cantidad de hidratos de carbono (sacarosa o fructosa) y sodio que contienen.
Además, si se utiliza como bebida habitual y sustitutiva del agua, al llevar sales minerales como el sodio y el potasio, puede afectar la función renal, cardíaca y la variación de los líquidos corporales, produciendo por ejemplo edema en las extremidades, comentó Leslie Landaeta.
En la actualidad, las sociedades médicas desaconsejan las bebidas isotónicas en los más pequeños y jóvenes.
Los niños y adolescentes al realizar ejercicio físico pierden menos sales minerales por la sudoración que un adulto.
Si le damos una bebida que tiene unas sales minerales, sobre todo sodio, que no ha perdido, estamos aumentando el riesgo de hipertensión en el futuro.
Además, el azúcar que contiene la bebida puede incrementar el riesgo de malnutrición por exceso y caries si se consume de manera habitual.
En este sentido, un estudio realizado por científicos de la Facultad de Odontología de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), publicado en 2016, concluyó que los niños que tomaban este tipo de bebidas, efectivamente, tenían más riesgo de obesidad y de caries.
Recomendaciones finales
Las cantidades óptimas de absorción intestinal son aproximadamente 600-800 ml/h de agua, 60 g de glucosa y hasta 90 g de maltodextrina y fructosa, estas últimas pueden dar problemas gastrointestinales, apuntó la especialista.
Por lo tanto, no se recomienda que la bebida contenga más del 20-30% de fructosa.
Además, las temperaturas más bajas (10 ° C) ralentizan la absorción de la bebida y por encima de 20 °C no son deseables.
Es importante, entonces, mantener la temperatura adecuada de la bebida, especialmente en ambientes calurosos, pudiendo usar hielo y manteniéndola fresco.
