El agua es la molécula más abundante en los seres vivos. De hecho, representa entre un 65 y 70% de nuestro peso corporal. Entre sus beneficios, previene el estreñimiento, ayuda a la digestión y regula la presión sanguínea, sin aportar ninguna caloría.

Este líquido además está implicado en la termorregulación del cuerpo, y forma parte de la sangre (en una composición del 92%).

En esa línea, se suele hablar de dietas en las que se recomienda beber mucha agua en poco tiempo con el fin de aumentar la sensación de saciedad, y muchas veces se menciona un mínimo de dos litros diarios como ingesta ideal.

Pero no hay que excederse, ya que la sobrehidratación puede afectar la salud, tal como lo señala el doctor Fernando Carrasco, nutriólogo de Clínica Las Condes.

Según él, en casos extremos pueden consumirse más de 5 o 6 litros al día. Y aunque es poco frecuente, hay que tener cuidado, pues provoca riesgos, como diluir demasiado la sangre, bajando las concentraciones de sodio. Además, altera la capacidad reguladora de los riñones.

beber agua
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¿Cuánto beber?

El especialista señala que el consumo de agua “depende del peso corporal, la actividad y la temperatura de la persona”. Quienes hacen ejercicio más de dos horas en temporada de verano, por ejemplo, pueden llegar a beber más de 4 litros diarios.

“Es bastante variable. En promedio un adulto debiera consumir alrededor de dos litros, uno recomienda que la ingesta de líquidos durante la primera y segunda mitad del día se acerque a un litro“, dice Carrasco.

Lo que cada organismo necesite puede ser más o puede ser menos que ocho vasos, y el mejor indicador es la sed.

Los problemas, en general, se dan más por beber poca agua que por sobrehidratarse. De todas maneras, las consecuencias son similares: fatiga, decaimiento y pérdida de conciencia.

ingesta de agua
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Cómo detectar el sobreconsumo

1.- Beber cuando no se tiene sed: La sed es el monitor individual de cada cuerpo, y permite saber si se necesita o no más agua. Así, beber incluso cuando no se tiene necesidad es la primera señal de que se está consumiendo más líquido del que corresponde.

2.- Espasmos o calambres musculares: La Clínica Mayo indica que cuando se bebe en exceso los niveles de electrólitos disminuyen, y eso puede generar efectos desagradables, como espasmos musculares y calambres.

3.- Fatiga: Cuando se bebe demasiada agua, los riñones tienen que trabajar mucho más, las hormonas reaccionan estresándose y eso deja al cuerpo fatigado. La sed y el color de la orina indican de manera natural cuánta agua se necesita.

4.- Dolor de cabeza: Al beber mucha agua, disminuye la concentración de sal en la sangre, y las células de los órganos se hinchan. En el caso del cerebro, aumenta de tamaño y presiona contra el cráneo, causando molestias evidentes.

5.- Náuseas: Cuando se consume demasiado líquido, los riñones son incapaces de eliminar el exceso y el agua comienza a acumularse en el cuerpo. Esto puede causar náuseas, vómitos e incluso diarrea.