Los lunares o nevus melanocíticos congénitos son un tipo de lesión pigmentaria de la piel que está presente desde el nacimiento.

Puede producir un cierto temor en los padres debido a su fisiología y desconocimiento de las consecuencias que generan en la salud del infante.

“Se definen como aquellos con los que se nace o que se puedan desarrollar dentro de los dos primeros años de vida, y en el fondo esa sería la diferencia con los demás lunares, que son adquiridos y que tenemos la mayoría de nosotros”, agregó el dermatólogo y docente Javier Arellano.

Además, señaló que “se ven igual que uno normal, la única diferencia es que acompañan a la persona desde el nacimiento, aunque es raro que tenga un gran volumen”.

El especialista aclara que se categorizan según el tamaño, siendo:

  • Pequeños: menor de 1.5 cm
  • Medianos: entre 1.5 a 20 cm
  • Gigantes: más de 20 cm

“Básicamente los primeros y segundos no tienen ningún compromiso asociado, pero en cambio los últimos, muchas veces están relacionados al peligro de comprometer al sistema nervioso central y causar una neuromelanosis”, explicó el profesional.

Cabe destacar que esta lesión tiene una mayor probabilidad de generar la mencionada enfermedad. “Ronda entre un 4% hasta un 10%, comparado con el riesgo de uno común que es muy bajo”, indicó.

“El melanoma en el fondo es el cáncer de los lunares, y como cualquier otro puede originar una metástasis y mortalidad”, aclaró.

Datos a considerar

Esta agrupación de piel cubre grandes extensiones del cuerpo, es por esto que es importante llegar a tiempo al dermatólogo.

El especialista sugiere que cualquier menor de edad tiene que ser evaluado por un profesional. “En términos de salud, siempre es mejor hacer medicina preventiva, y en ese sentido, independiente del diagnóstico, la sugerencia es un control anual de piel”, aconsejó.

Si uno nota algo que llame la atención, se debe preguntar lo antes posible”, dijo.

Sobre el tratamiento, sitios especializados afirman que su procedimiento es complejo por la gran área afectada, ya que “se debe reseccionar precozmente y preparar la piel mediante injertos. Se quitan con cirugía”.

“Un paciente que hace un seguimiento regular, el pronóstico es bastante bueno y el peligro disminuye considerablemente”, manifestó Arellano.

Finalmente, el académico recomienda a los padres “quedarse tranquilo, porque en general el riesgo global es muy bajo, pero siempre es importante que en algún momento el hijo afectado sea evaluado, y especialmente si es que nota un cambio en la forma, color o los bordes”.