Seguramente más de alguna vez saliste de vacaciones de tu trabajo por dos semanas y cuando fue el turno de volver sentiste que no te relajaste en lo absoluto y el estrés vuelve a hacer lo suyo.

Y es que a veces el preocuparnos excesivamente de cómo podemos relajarnos durante esos días libres, termina convirtiéndose en nuestro enemigo, pues nos estresamos por intentar relajarnos. ¿Tiene sentido?

Así al menos lo señala la psicoterapeuta y académica estadounidense Diane Barth, quien afirma que muchas veces estamos desesperados por intentar relajarnos y/o por mantenernos saludables, haciendo mucho deporte, alimentándonos bien e intentando descansar a las horas correspondientes, una organización que si bien tiene un objetivo noble, en la práctica nos podría jugar en contra.

Barth, asegura que “fisiológicamente, el estrés, la ansiedad e incluso la depresión desencadenan el sistema nervioso simpático, hogar del famoso mecanismo de ‘lucha o huida’. La investigación científica sugiere que cuando nos estresamos por relajarnos, o cuando le exigimos a nuestro cuerpo que se ejercite demasiado (como en el entrenamiento para una carrera) simplemente no podemos relajarnos lo suficiente“.

Y es que tal como señalábamos anteriormente, quizá no estás descansando lo suficiente en tu tiempo libre porque te esfuerzas demasiado en la relajación.

Generalmente, desde pequeños nos vemos enfrentados a constantes retos ya sea académicos, deportivos o incluso de diversión. En la sociedad actual, prácticamente cualquier cosa que hagas está marcada por un factor de competencia que nos obliga a rendir al máximo en toda actividad.

“Hemos llegado a equiparar el éxito con el logro, y el logro con la felicidad. Además, la investigación ha demostrado que el estrés, la ansiedad y la depresión, que vienen junto con este tipo de presión sin parar para lograr cosas, interfieren físicamente con los mecanismos de relajación del cuerpo. Y, por supuesto, centrarse en la relajación como otro objetivo de alta presión (debo relajarme, debo relajarme, debo relajarme) no va a ser suficiente”, advierte.

En esa línea, no es raro toparse con muchos jóvenes y adultos que terminan encontrando en el alcohol o las drogas la única alternativa al relajo.

“Casi todos los pacientes con los que he discutido este tema me han dicho que el alcohol funciona muy bien para detener los sentimientos de culpa, ansiedad y estrés, al menos temporalmente“, expone.

Dicho esto, una posible solución es que intentemos relajarnos a través de prácticas o actividades que sepamos que podremos cumplir en nuestro tiempo libre y que no nos exija una preparación adicional o un esfuerzo extra que termine agotándonos mental y/o físicamente.

La psicoterapeuta cita al autor estadounidense Daniel Pink, quien también fue co-productor ejecutivo de la serie de NatGeo Crowd Control, quien señala que uno de los principales “motivadores” que tenemos los humanos es el deseo de lograr maestría en algo.

Entonces ¿por qué no poner de nuestra parte y dejarnos llevar por ese deseo de lograr una maestría en descanso y relajo?

Otro punto no menor es que muchas personas se sienten “culpables” por relajarse y se fijan muchos planes imposibles de cumplir a cabalidad.

Leer todos los libros que tenemos acumulados, bajar de peso, cocinar nuevas recetas, salir a correr y limpiar la casa, parecen actividades cotidianas que muchas personas realizan en sus tiempos libres, pensando que los relajará, pero es bien poco probable.

Por lo anterior, la profesional entrega una sencilla y breve pauta con recomendaciones orientadas a utilizar ese deseo de dominar el arte de la relajación.

1.- Ponte la tarea de aprender a relajarte

Bajar los latidos del corazón, calmar el espíritu y descansar la psique, el cerebro y el cuerpo no son tareas fáciles o simples. Hay que aprenderlos. Y las vacaciones son el momento de empezar a aprenderlos.

2.- Elige uno o dos mecanismos para hacer esto, y practícalos de una manera estructurada

La meditación, el yoga y el trabajo de respiración tienen efectos poderosos en el cuerpo y la mente. Aprovecha tu tiempo libre, vacaciones o el mismo confinamiento, para aprender alguna de estas prácticas. Puedes comenzar leyendo al respecto y avanzar de a poco, lo importante es que lo consideres como un aprendizaje.

3.- Practica dormir

Levantarse más tarde que un día de trabajo o incluso dormir una siesta no es sinónimo de pereza, nuestro cuerpo y mente necesita determinadas horas de sueño para funcionar bien. Dormir poco afecta el estrés e incluso nos hace subir de peso.

5.- Practica el descanso

Recostarse en un sofá con los ojos cerrados y tratando de dejar nuestra mente en blanco puede ser una de las mejores formas de relajarse ¿Lo has intentado?

6.- Practica mirar al espacio

Si tienes patio, sal y mira hacia el cielo, tu entorno, respira profundo. En la noche disfruta de las estrellas, una brisa fresca. A veces el relajo está en las cosas más sencillas y además ¡es gratis!

7.- Libros, películas, series

Asígnate un cierto número -aterrizado- de libros realmente placenteros, programas de TV o películas para ver en tus vacaciones o tiempo libre. No veas algo que te recomendaron simplemente por esa razón, hazle caso a tus deseos.

8.- Caminatas o bicicleta

Paseos lentos en bicicleta o caminatas matutinas también ayudan. Lo ideal sería que partieras por tramos que te acomoden y de a poco ir aumentando. Lo importante es esforzarse por cumplir estas actividades, por lo que es mejor comenzar de a poco.

Deja que las ganas de superarte lleguen de manera natural.