Muchas veces nuestro cuerpo nos alerta de algo que no está bien con nuestra salud, a lo que debemos prestar atención.

Según explicó a Página 7 Evelyn Sánchez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Las Américas, una mala alimentación puede expresarse a través de síntomas, que percibe uno, y signos, que además puede notar un tercero.

“Lamentablemente estos no siempre son oportunos ni inmediatos después de una inadecuada alimentación, sino que muchos de ellos se dan después de un proceso largo de aquello. En general comienzan a aparecer cuando ya hay un desequilibrio en la homeostasis o funcionamiento del organismo, por eso tenemos que poner atención”, comentó la especialista.

Síntomas y señales

Con respecto a cuáles son los síntomas a los cuales debemos prestar más atención, Sánchez recalcó que “estos no siempre están asociados al sistema gastrointestinal, que es el que recibe esta alimentación inadecuada. Muchos de ellos van a estar relacionados directamente con la ingesta de alimentos poco saludables, como altos en grasas saturadas, al exceso de sodio, de hidratos de carbono simple o azúcares simples, etc”.

“Si hablamos de la afectación diferente al tracto gastrointestinal, uno de los signos o síntomas que podemos percibir, por ejemplo en la piel, es que puede estar deshidratada, quebradiza; lo mismo que nuestras uñas. Podemos tener retención de líquido debido al exceso de la ingesta de sodio, caída del cabello producto del déficit proteico o de vitaminas principalmente”, detalló la nutricionista de UDLA.

A su vez, agregó que “podemos presentar alteraciones de nuestro sistema inmune, cicatrización lenta, cansancio, debido principalmente a hipovitaminosis, es decir, al déficit de algunas vitaminas. También podemos presentar caries, derivadas del exceso del consumo de hidratos de carbono simple, ya que su fermentación sirve de sustrato para la proliferación de éstas, hemorragias, etc”.

A nivel gastrointestinal, comentó que “puede haber complicaciones asociadas directamente a la ingesta de, por ejemplo, una excesiva cantidad de alimentación con grasa o frituras, o también puede ser a largo plazo con la presencia de constipación, o de diarreas intercurrentes, aumento en la producción de gases, e incluso hemorragias si es que estas complicaciones persisten en el tiempo”.

Pexels (cc)
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Según indicó “muchos de estos síntomas van a estar asociados al inicio de enfermedades que derivan de una inadecuada alimentación, como por ejemplo la triada: poliuria, polifagia polidipsia, que se traduce en aumento de la sed, de la orina, y del apetito; son indicadores clásicos de una posible diabetes”.

“En general, estos síntomas están asociados a desequilibrios o desregulaciones de funcionamientos del organismo, muchos de ellos van a ser reversibles, pero otros van a conducir a enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión”, añadió.

Por su parte, la doctora Susana Velasco, especialista del Centro de Tratamiento de Obesidad de Clínica Ciudad del Mar, señaló a nuestro medio que debemos estar atentos a alteraciones del peso (subir o bajar de peso), alteraciones del sueño, menor rendimiento cognitivo, menor capacidad de aprendizaje, cansancio, fatiga, síntomas depresivos, caída de pelo, uñas quebradizas”, entre otros.

Guía alimentaria

Evelyn Sánchez destacó que existen recomendaciones tanto nacionales como internacionales de alimentación, que son las guías alimentarias. “Si yo me baso en éstas me debería sugerir que tengo una adecuada ingesta de nutrientes y, además, debería permitirme estar con energía suficiente para mis actividades de la vida diaria, permitirme tener un sueño reparador, a mi sistema digestivo un funcionamiento regulado y adecuado, sin malestares y, en general, sentirme saludable. Además de realizar actividad física”, detalló.

Sobre cuándo acudir a un especialista, la nutricionista señaló que primero si los síntomas mencionados anteriormente “persisten, pese a que ya ordené mi alimentación y realicé los cambios y sigo la guía alimentaria”.

Además, “cuando este tipo de signos o síntomas implican complicaciones para el desarrollo de mis actividades de la vida diaria, como las gastrointestinales. Así también si hay antecedentes familiares de algunas enfermedades”, cerró.