El descanso es fundamental para nuestro organismo, por ello dormir es una de las actividades más importantes para cuidar nuestra salud.  En esta línea, es clave poner atención a las dolencias que percibimos al despertar, ya que podrían revelar una enfermedad que debería ser tratada.

Dormir no solo es sinónimo de descanso, de hecho puede resultar algo problemático porque no tenemos el control absoluto de nuestro cuerpo y, por ende, no sabemos de posturas ni de posiciones, muchísimo menos sobre cómo estamos oxigenando nuestro sistema.

Puede ser cotidiano para algunos despertar con malestares físicos, como dolores de cuello, molestia en la garganta y hormigueos. Pero, según advierten algunos profesionales de la salud, este tipo de dolencias podrían indicar que algo anda mal.

“Eso será un indicador de que esa determinada molestia se debe a algo más grave que a una mala postura o a determinados hábitos nocturnos”,  mencionó Gemma Pidemunt al diario el El País, según cita BioBioChile.

La traumatóloga advierte que, siempre que sean recurrentes, causen molestia excesiva o aumente la sintomatología, se debe acudir a un médico.

Dolencias después de dormir podrían revelar problemas de salud
Dolencias después de dormir podrían revelar problemas de salud

Según estudios realizados por el centro de estudios CORPA, el sueño se ha visto afectado por la crisis sanitaria. Esto también ocurre en nuestro país debido a factores como la preocupación por el devenir económico, la cesantía, problemas laborales  y de salud.

Malestares físicos a considerar

1. Hormigueos

Se denomina parestesia y es una sensación que en gran parte, todos hemos experimentado al menos una vez en la vida.

Según estudios de los Institutos Nacionales de Salud, la parestesia sucede “cuando se ejerce presión sostenida sobre un nervio y la sensación se desvanece rápidamente una vez que se alivia la presión”, consigna el citado medio.

Lo complicado de esto es cuando se transforma en una reacción cotidiana del organismo al despertar, por lo que Pidemunt señala que se vincularía al “Síndrome del túnel carpiano”, el cual consiste en una presión excesiva del nervio mediano.

Este síndrome se presenta más en mujeres y suele diagnosticarse en personas desde los 30 a los 60 años. 

2. Garganta seca e irritación

Hay que considerar que durante las horas de sueño, el cuerpo no recibe hidratación, por lo que, eso facilita a la irritación de la faringe y provoca que el moco que se segregue en la zona sea más espeso.

Magdalena Pérez, vocal de la comisión de Laringología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, señala que “el número de degluciones (el número de veces que tragamos) también disminuye, lo que facilita que el moco espeso segregado no sea aclarado como durante el día”.

De igual manera indicó que “durante la noche se generan episodios de reflujo, lo que aumenta la probabilidad de irritación”. Esto, a su vez, permite entender el porqué de la voz ronca del despertar matutino.

Por otro lado, Medline Plus menciona que “no es parte normal del envejecimiento. Las causas pueden ser algunas medicinas, radioterapia, quimioterapia y daños a los nervios. Algunas enfermedades como los trastornos de las glándulas salivales, el síndrome de Sjögren, VIH/SIDA y diabetes también pueden causar sequedad bucal”.

Es por eso que los profesionales de la salud hacen un llamado a “consumir frecuentemente agua o bebidas sin azúcar, evitar bebidas con cafeína, el tabaco y el alcohol. Masticar goma de mascar sin azúcar o chupar caramelos duros sin azúcar”. 

3. Sudor excesivo

Puede ser recurrente, sobre todo en verano y, más aún, en estos tiempos de pandemia en donde se puede presentar un episodio febril.

El sudor puede justificarse por el uso de sábanas de tipo sintéticas. De acuerdo a la Clínica Mayo, “estos episodios no suelen clasificarse como sudoraciones nocturnas y generalmente no son signo de un problema médico”.

En esta línea también podrían ser un factor los medicamentos para la depresión, diabetes, bloqueo hormonal para tratamientos de cáncer o la menopausia, entre otros.

No obstante debemos preocuparnos cuando se presenta sudor excesivo en alguien que tiene interrupciones en la respiración. Esto se conoce como apnea del sueño y las personas con estas características pueden sudar hasta 3 veces más que el cotidiano.

4. Dolor de cabeza

Aquí la apnea del sueño también puede ser uno de los factores de este malestar, pues “provoca un sueño fragmentado y poco reparador”, explicó la neumóloga Irene Cano.

La especialista también acotó que una rutina de sueño desordenada también puede provocar dolores de cabeza, y en este punto también entra la alimentación.

“Debemos hacer cenas ligeras y como mínimo 2 horas antes de la hora de irnos a dormir; limitar el uso de bebidas estimulantes y de alcohol a partir de las seis de la tarde; no meternos en la cama hasta no tener sueño (se aconseja realizar una actividad tranquila hasta entonces, como la lectura) y no exponernos a dispositivos electrónicos un par de horas antes de irnos a dormir”.

5. Dolor cervical y lumbar 

Es frecuente tener dolores de cuello, cervicales e incluso de espalda. Sin embargo, la explicación para distintas edades concuerda un poco en posturas o “sobreesfuerzos del día anterior”.

El experto en Medicina Deportiva,  Ángel Hernández, señala a El País que “son las malas posturas al dormir que no deberían generar mayor preocupación” en los jóvenes. “En los adultos, no obstante, podría ser una señal o consecuencia de la artrosis”. 

Ante lo mencionado por el especialista, una de las dolencias más comunes puede deberse a una tortícolis o distonía cervical, la cual tiene como característica principal no poder mover el cuello, dejando la cabeza dirigida a un sólo lado.

Los profesionales de Clínica Mayo señalan que puede ocurrir a cualquier edad, pero es algo que sucede mayormente en personas de mediana edad, destacando las mujeres como las más afectadas.

Carlos Valenzuela, traumatólogo de la Clínica Las Condes, indica que “cuando uno tiene un dolor cervical matutino, las grandes causas son mala posición al dormir, en relación a la almohada, o alguna mala posición mientras dormía durante la noche”.

Por último, el médico no tarda en señalar que el dolor que persiste en el tiempo pasa a ser una anormalidad física que requiere atención y trazar un historial clínico para poder conocer el origen y que medidas son necesarias tomar para aliviar al paciente de la dolencia.