El estrés, el cansancio, la pena o el mal humor son estados de ánimo que en estos tiempos de pandemia han afectado a varias personas. La crisis sanitaria vino acompañada de un drama social y económico que a varios no les deja dormir tranquilos.

Y cuando estos estados son recurrentes, terminamos somatizando y experimentando síntomas físicos que a veces nos imposibilitan cumplir con nuestras tareas diarias.

En este contexto, la psicoterapeuta estadounidense Daniela Tempesta, señala que “la conexión mente-cuerpo está bien documentada en la investigación de la neurociencia, la psiquiatría y la medicina”.

Los resultados han demostrado que nuestra experiencia emocional (estrés, ansiedad, ira, tristeza, etc) puede tener un impacto negativo en nuestra salud. La buena noticia es que podemos usar nuestra mente para ayudar a curar las dolencias del cuerpo”, explica.

Tempesta asegura que cuando experimentamos estados como estrés, susto o tristeza, “el cerebro envía señales al cuerpo que el peligro está presente y el cuerpo asume una postura defensiva o de escape. Esto puede dar lugar a tensión muscular, aumento del ritmo cardíaco, aumento de la temperatura corporal, falta de aire, etc. Esta postura es muy útil cuando hay peligro físico real (es decir, nos ayudan a correr de un depredador potencial), pero el resto del tiempo suena una alarma de incendio en el cuerpo a pesar de que no hay humo”.

Para cambiar este escenario, “podemos enviar un mensaje al cerebro de que las cosas son en realidad seguras al hacer cambios sutiles, pero poderosos en el cuerpo“, advierte según consigna BioBioChile.cl.

Podemos adoptar diferentes posturas, cambiar expresiones faciales, o incluso poniendo una mano en nuestro corazón. Para que lo tengas más claro aun, el portal describe tres formas de mejorar nuestro estado de ánimo sin salir de casa.

1. Sonríe, aunque no tengas ganas de hacerlo.

“Sonreír envía una señal al resto de nuestro cuerpo de que las cosas están bien, que es seguro bajar la guardia. Así que la próxima vez que te sientas abrumada, intenta sonreír”, comenta Tempesta. Y cita al maestro budista Thich Nhat Hanh: “A veces tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser la fuente de tu alegría”.

Cabe señalar, en este punto, que una investigación realizada por Tara Kraft y Sarah Pressman de la Universidad de Kansas, comprobó que sonreír altera nuestra respuesta al estrés en situaciones difíciles y aun cuando no nos sentimos felices. Ralentiza

2. Cambia tu postura: siéntate derecho y adopta una posición de poder

Un estudio realizado por Brion, Petty, y Wagner en 2009, determinó que sentarse derecho proporciona más confianza en sí mismas y, por ende, mejora nuestra estado de ánimo. “Echarse” en la silla, en tanto, provoca el efecto contrario.

Una postura que beneficia nuestro organismo es la denominada “postura de poder”. Esta se realiza poniendo las manos en las caderas, separando un poco los pies o inclinándonos un poco hacia atrás en una silla y extendiendo los brazos. Debes mantener esa posición 120 segundos.

Una investigación realizada por Amy Cuddy y Dana Carney de la Universidad de Harvard sustenta esta posición e indica que en solo dos minutos puede aumentar en un 20% la testosterona, lo que influye en la confianza y disminuye en un 25% el cortisol (hormona del estrés).

3. Pon una mano en tu corazón y acaríciate

Los abrazos siempre son reconfortantes, sobre todo en este contexto, pero sabemos que muchas personas están pasando el confinamiento solas. Además, en un contexto normal, como cuando estás en el trabajo, quizás también es difícil conseguir un abrazo.

Por lo anterior, debes aprender que también puedas mimarte y acariciarte tú mismo. Una técnica es poner una mano a la altura de tu corazón, frotar tus brazos y masajear tu propia cabeza.

La psicoterapeuta asegura que es algo muy útil para frenar la respuesta de nuestro cuerpo al estrés. También puedes evocar pensamientos como “esto es muy doloroso en este momento, pero se que pasará”, y así calmaremos la angustia.