Las enfermedades crónicas más comunes en los pacientes hospitalizados por la pandemia COVID-19 en Chile son la hipertensión y diabetes.

Según la seremi de Salud de La Araucanía, Gloria Rodríguez, los pacientes con ambas patologías lideran los decesos por el virus en la región, cuya tasa de letalidad llega al 2,2%, la cifra más alta del país.

El 19° Informe Epidemiológico del Ministerio de Salud, versión que contó con las enfermedades crónicas de base de los contagiados hospitalizados por coronavirus en el país, da cuenta que un 27% de ellos tenían hipertensión, un 19% diabetes, mientras que un 5% tenía obesidad.

“Estas patologías no producen demasiados síntomas, pero sus consecuencias producen graves problemas cardiovasculares a largo plazo, por eso, hay que estar alerta”, explicó Elizabeth Luna, nutricionista de Sodexo.

¿Qué puede producir hipertensión y diabetes?

Las enfermedades crónicas pueden ser de los malos hábitos y también factores genéticos, por eso, el llamado es al autocuidado y darle importancia a factores modificables, como una adecuada alimentación y actividad física, señaló la nutricionista.

Algunas de las condiciones que producen hipertensión y diabetes son: comer a menudo alimentos alto en grasas, tales como salame, hamburguesas, mantequilla, cremas, entre otros, que, además son altos en sodio.

En caso de que no estés diagnosticado con alguna de estas patologías crónicas, aquí algunas señales de alerta, sin embargo, indicó Luna, debes ser evaluado por un especialista.

  • Hipertensión: dolor de cabeza, mareo, zumbido de oídos y destellos de luz.
  • Diabetes: sed; aumento del apetito y de orina, tanto de día como de noche; retraso de cicatrización de las heridas, dolores, hormigueo en las extremidades, entre otros.

Recomendaciones para ambas enfermedades

“Si posee una de estas dos enfermedades lo más importante es comenzar a tener un estilo de vida más saludable. Con estos cambios obtendrá otros beneficios, reducir el riesgo de otras patologías y sentirse mucho mejor en el día a día”, indicó Luna.

1. Tener una alimentación baja en azúcar:
Para esto, prefiere alimentos frescos, como frutas y verduras en las porciones adecuadas: la porción de fruta equivale a 1 taza (200ml) o bien, equivalente al tamaño de la mano, mientras que 1 porción de verduras, equivale a 1 plato de pan o a la capacidad de dos manos juntas.

2. Elimina la bebidas de tu dieta:
Es mejor optar siempre por beber agua. Por otro lado, lee siempre las etiquetas de los alimentos, prefiriendo siempre los alimentos con menos sellos de advertencia.

3. Realizar ejercicios físicos:
El sedentarismo en nuestro país tiene una cifra preocupante de inactividad física, 86,7% de la población chilena es sedentaria, según la Encuesta de Salud 2016-17.

Por ello, recomienda realizar actividad física por lo menos 30 minutos al día, los cinco días de la semana.

“El ejercicio de baja intensidad provoca una disminución en los niveles de azúcar en la sangre al ser usada por el músculo como fuente de energía, por lo que mejora el control glucémico y resulta beneficioso para disminuir la presión arterial, el colesterol y por supuesto controlar el peso”, explicó la nutricionista.

4. Control de peso:
Según la Luna, el control del peso es una parte importante de la prevención de la diabetes. Y es posible que pueda prevenir o retrasar la diabetes al perder entre el 5% y el 10% de su peso actual.

Por lo tanto, se recomienda seguir un plan de alimentación saludable con porciones más pequeñas y, menos grasa, sodio y azúcar. Y aumentar el consumo de granos integrales, frutas y verduras.

5. Dejar de fumar:
El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. “Las personas hipertensas que son fumadores están expuestos en mayor medida a los efectos negativos del tabaco, ya que los componentes de este tienen consecuencias directas en la salud cardiovascular, provocando la vasoconstricción. Es importante mencionar que la relación entre tabaco e hipertensión puede llegar a ser fatal en muchos casos” señaló Luna.

6. Controlar el estrés:
“Cuando estamos estresados y ansiosos, nuestro ritmo cardíaco se acelera porque el organismo libera adrenalina para mantenernos alerta. Por ende, es importante hacer ejercicios de meditación, yoga o alguna actividad que nos saque de la rutina”, explicó la nutricionista.