Uno de los productos estrella de los últimos años para el cuidado de la piel es el agua micelar, un líquido que ayuda a que tu rutina de skincare finalice de forma exitosa.

De hecho, si eres una fanática del maquillaje, de seguro este producto lo utilizas como desmaquillante, ya se para productos oleosos, o para la clásica base en polvo.

Además, la aplicación de este producto facilita todo el proceso de limpieza, ya que solo debes empapar un pétalo con el agua micelar y luego pasarla por tu rostro, y listo tu piel está limpia, pero la verdad es que te estás saltando un paso muy importante.

Lo anterior, ya que luego de posicionar el producto en tu rostro este debe ser retirado con agua tibia, ya que de lo contrario, incluso podría provocarte irritaciones en la piel.

¿Cuál es el uso correcto?

Según explicó la dermatóloga Ana Molina a Cosmopolitan España, “el agua micelar se debe utilizar como el primer paso de la doble limpieza. Es decir, como desmaquillante acuoso o aceitoso que retira la suciedad y las partículas de maquillaje, para después terminar de limpiar con un producto espumoso”.

Dicho producto espumoso puede ser el clásico jabón en gel que utilizas para limpiar el rostro, y así completar tu rutina de doble limpieza, como en los pasos de skincare coreano.

Sin embargo, la especialista explicó que si solo utilizas el agua micelar para quitar esos residuos del día anterior este paso no es necesario, y solo debes aplicar agua tibia como te habíamos emncionado previamente.

Y es que si no ‘aclaras’ el producto básicamente ese ‘jabón’ que contiene el agua micelar queda en tu rostro. Según detalló Molina “esta se compone de tensoactivos detergentes. Estos llevan un conjunto de micelas, es decir, unas partículas capaces de atraer el agua por un lado y el sebo por otro, que son las que limpian el rostro. Lo negativo de este componente es que, si no se retira después con agua, algunas de estas moléculas se quedarán en la piel”