Además de ser un mal hábito, morderse las uñas puede convertirse en una acción perjudicial para tu salud.

Según detallan los expertos, la onicofagia está relacionado con altos niveles de ansiedad que experimenta la persona, por diferentes situaciones.

“La clave está en ayudar a la persona a gestionar el nerviosismo que le produce la situación ‘X’, de una forma distinta y consciente”, explica la psicóloga Beatriz Madrid, al medio El País.

Por otra parte, debes considerar que este mal hábito puede tener efectos negativos para los dientes. Asimismo, provoca infecciones y lesiones las encías.

“Provoca microtraumatismos que desprenden partículas de esmalte, lo cual hace que las piezas se vayan recortando. En casos severos, puede haber microfracturas del borde incisal (borde de los incisivos)”, afirma Samia Recio Conde, odontóloga y especialista en ortodoncia al medio antes mencionado.

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Debido al corte que se realizan en las uñas, pequeños trozos se pueden quedar clavados entre la encía y el diente. Esto genera lesiones como la gingivitis o una enfermedad periodontal.

En cuanto a los dedos, el especialista describe que quienes padecen onicofagia, pueden llegar a lesionar el lecho ungueal, tejido sobre el que se asientan las uñas.

“El hábito más agresivo pueden provocar hemorragias subungueales que llevan a la pérdida de toda la uña”, precisa Anna Medvedeva, médico de familia y miembro del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

Finalmente, explican que esta acción podría favorecer el contagio de parásitos intestinales, como el oxiuro. Generalmente, los niños se infectan al tocarlo y llevarse los dedos a la boca.