Ya no sólo es por un afán estético o por ser foodie en Instagram. La idea de adoptar una alimentación más saludable llegó para quedarse.

En la actualidad, consideraciones como la salud e incluso el impacto medioambiental de lo que comemos son cada vez más importantes a la hora de elegir los alimentos que ponemos en nuestro plato.

Esto, por supuesto, se alinea con la opinión de los expertos. Según el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, una alimentación saludable se define como “la que proporciona la energía y nutrientes que cada persona necesita para crecer, desarrollarse y mantenerse sano”.

Junto con lo anterior, describe una alimentación sana como “comer verduras y frutas diariamente, tomar leche o yogurt descremados, preferir el pescado, pavo, pollo o carnes rojas sin grasa, comer legumbres, granos enteros y beber mucha agua”.

Lo anterior porque, según el INTA, son alimentos que aportan una cantidad suficiente de proteínas, grasas esenciales, minerales, vitaminas, antioxidantes y agua; y gracias a ellos, nuestro cuerpo funciona bien y crea los mecanismos necesarios para defenderse de las enfermedades.

La nutricionista Paulie Olguín aclara que cada programa nutricional es particular para cada persona, pues “tiene que ajustarse a lo que necesita cada uno. Hay que tener una dieta con alimentos variados, con distintos grupos nutricionales, consumiéndolos en porciones adecuadas. Y hay que incluir hábitos como establecer horarios de alimentación y respetarlos, además de mantenerse bien hidratado durante todo el día”, manifiesta.

¿Qué podemos comer?

Entre estos cambios alimenticios, también es bueno saber qué podemos comer o beber para mantenernos con energía durante todo el día.

El primero de los alimentos energéticos es el plátano que aporta una gran cantidad de potasio. Este mineral normaliza el balance de agua en el organismo, fortalece los músculos y su falta puede asociarse a la sensación de fatiga y cansancio.

En este caso, dice Olguín, para su conservación, hay que mantener los plátanos maduros a temperatura ambiente si los vas a comer pronto. Si no son para consumo inmediato, refrigerarlos demora su maduración; la piel seguirá poniéndose marrón, pero la fruta estará fresca y firme durante 1 o 2 semanas.

Otra gran fuente de energía son los frutos secos, ya que tienen ácidos grasos esenciales que el cuerpo no produce, entregan proteínas y tienen propiedades antioxidantes. A pesar de sus calorías, sus efectos en el organismo son casi inmediatos. “En el refrigerador, las almendras y las nueces pueden durar hasta un año congeladas, mientras que los pistachos duran seis meses”, explica la nutricionista.

Una gran fuente importante de proteínas son los huevos, ya que solo uno puede dar el 30% de lo que se necesita diariamente. Su consumo favorece el funcionamiento de los músculos y la transportación de nutrientes en la sangre (clave para la recuperación del cuerpo). “Lo más conveniente es guardar los huevos en el estante central del refrigerador, no en la puerta, pues permite preservarlos a una temperatura más constante”, dice Olguín.

Otro aliado (quizás inesperado para algunos) para tener más energía es el chocolate. Eso sí, no vale su versión con leche o el chocolate blanco, sino debe ser puro. Al ser rico en hierro, potasio y magnesio, y en vitaminas A, E y B1 y B2 nos da mucha energía.

Se puede guardar en un lugar fresco y a temperatura ambiente. Pero en verano podemos dejarlo en el refrigerador, teniendo la precaución de guardarlo envuelto en un papel y luego en una bolsa”, finaliza la nutricionista Paulie Olguin.