¿Tu hijo o hija sufre pesadillas?, ¿teme que llegue la hora de dormir?, ¿se despierta gritando en medio de la noche? Seguramente has visto esto en alguno de los pequeños de la casa, a quien has querido ayudar pero no sabes cómo. .

Expertos explican de qué manera deben reaccionar los adultos en estas circunstancias. Según el manual llamado “Sleep Problems in Children” (Problemas de sueño en los niños) publicado por los pediatras Betsy Lozoff y Barry Zuckerman, son muchos los motivos que causan que un niño se despierte en medio de la noche y la mayoría de ellos se relaciona con el estrés, por lo que recomiendan mantener un horario regular al momento de ir a la cama.

Las pesadillas representan un problema tanto para adultos como los niños, pues se manifiestan como sueños aterradores que nos atormentan sobre todo en la segunda mitad de la noche, instancia en donde los sueños son más profundos. En este caso los niños suelen despertarse llorando y tener dificultades para retomar el sueño.

Existen dos tipos de manifestaciones oníricas: las pesadillas y los terrores nocturnos y en ambos casos el rol de los padres es fundamental para lograr distinguirlos y combatirlos, a través de la observación y registro de lo que le está sucediendo al menor.

¿Qué podemos hacer para ganarle la batalla a las pesadillas?

Según lo consignado por el medio argentino Todo Noticias, lo primero es ir en ayuda del menor y tratar de tranquilizarlo y contenerlo, luego instarlo a que cuente lo que soñó explicándole que los sueños son irreales.

También se le puede dejar encendida la luz del dormitorio si es que eso lo hace sentir más seguro. Luego hay que incentivarlo a seguir durmiendo y asegurarse de que no haya nada que pueda causarle miedo, como una puerta del clóset abierta o alguna silueta o sombra que se forme en la pieza.

Terrores nocturnos

Este tipo de fenómeno suele afectar a los más pequeños de la casa y pueden durar hasta 45 minutos en los cuales el niño puede llorar, gritar, transpirar o tirar cosas. Luego de esto normalmente retoman su sueño porque en realidad no se despertaron.

Para evitar esto, es importante anotar durante 2 semanas los sueños que van teniendo los infantes para tener al tanto de la situación a su pediatra.

¿Qué hacer en este caso?

Lo primero es no despertarlo y cerciorarse de que no se haya hecho daño o pueda hacérselo. Si intenta salirse de la cama hay que detenerlo suavemente.

Además ir anotando el comportamiento onírico del menor, ya sea la cantidad de horas que duerme, el lugar donde lo hace, con qué recursos logra conciliar el sueño, la frecuencia con la que pasa por esas situaciones y cualquier dato externo que pueda estarle provocando algún estrés.

A pesar de que estos fenómenos se den con regularidad, es importante considerar que si los problemas que tiene el niño para dormir persisten o empeoran, hay que consultar con el pediatra para evitar complicaciones.