Aunque muchos siguen en vacaciones durante estas fechas, hay otros que ya retomaron la rutina y, junto con ello, surgen esos “sentimientos de culpa” por todo lo que se bebió y se comió en los días de descanso.

Aunque no son todos los que se complican con esta situación, los que sí se preocupan de buscar distintas alternativas para bajar de peso, a menudo terminan sometiéndose a dietas restrictivas que limitan el consumo de varios alimentos con tal de conseguir resultados rápidos.

Y aunque tengamos claro que “los milagros no existen” y que la única solución es un cambio de hábitos y realizar al menos 150 minutos de actividad física a la semana, igualmente nos la jugamos por dietas “revolucionarias” pero que necesitamos conocer antes de aplicarlas.

Tal es el caso de la “dieta cetogénica”, conocida por ser un régimen muy bajo en carbohidratos que hace que nuestro cuerpo comience a usar las reservas de energía del cuerpo, pues se producen los denominados “cuerpos cetónicos”, que son moléculas de energía producidas en el hígado a partir de la grasa. Estas se convierten en una alternativa de combustible para el cuerpo (ya que son los carbohidratos los que funcionan como tal) que éste utiliza cuando hay escasez de azúcar en la sangre.

Esta dieta funciona permitiendo el consumo de carnes rojas, pescados, huevos, quesos -en su justa medida ya que corresponden al grupo de los lácteos- y algunas verduras que crecen a ras de suelo como el brócoli, tomate, palta, entre otros.

Según Andrea Tejos, nutricionista del centro especialista en enfermedades metabólicas y obesidad, Novamed, todas las dietas específicas se deben adaptar a las personas y patologías que sufren. Respecto a la dieta cetogénica explica que “al no consumir gran cantidad de carbohidratos, porque esta dieta solo permite hasta 30 gramos de carbohidratos al día, se pueden tener efectos secundarios por el bajo consumo de fibra, como la constipación”.

Otra de las consecuencias es la producción de cálculos renales o algún déficit de vitaminas que encontramos precisamente en los alimentos faltantes, como frutas y verduras; o las vitaminas del complejo B presentes en lácteos. Esta dieta incluso puede aumentar el colesterol total y los triglicéridos si no se controla, pues el consumo de grasas es mayor.

h2>¿Quiénes podrían realizarla?

Tejos afirma que “quienes están aptos para realizar la dieta cetogénica son aquellos que no sufren ninguna enfermedad y que deseen bajar de peso rápido, pues se ven buenos resultados en un corto plazo. Sin embargo, es un tanto difícil de llevar a cabo, por la vida social y la ingesta de grasa, principalmente, lo que hace difícil sobrellevarla por un largo periodo”.

Si comenzaste a practicar algún deporte pero igualmente has pensado en esta dieta, la experta asegura que no es lo más aconsejable. Esto porque no aporta glucosa a nuestros músculos que dependen de ella. “Un deportista puede agotar sus reservas alojadas precisamente en sus músculos, llegando incluso a dañarlos. Asimismo, quienes necesitan concentración y productividad, tampoco se beneficiarían ya que el músculo que más energía consume es el cerebro, por lo que no estaríamos consiguiendo nuestro objetivo.

Por último, concluye que la mejor manera de bajar de peso es de manera paulatina. Explica que para bajar un kilo de grasa cada cuerpo necesitaría hacer una recesión de 7 mil calorías, que puede ser a través de un menor consumo (dieta) o un mayor gasto (deporte); es decir si se hace una dieta no tan estricta acompañada de deporte, en un mes se pueden llegar a perder 3 a 4 kilos y no se sufre el temido efecto rebote.