Ivy Angerman tiene apenas 18 meses de edad y ya ha sufrido un calvario producto de una extraña alergia que hace imposible que se bañe por más de 15 segundos.

La pequeña, oriunda de Hastings, Minnesota, fue diagnosticada con una afección llamada urticaria aquagénica en octubre del año pasado, y desde entonces su vida se ha convertido en una pesadilla, pues además de su alergia al agua también sufre dolorosas lesiones cuando llora o suda.

De acuerdo al Centro de Información sobre Enfermedades Genéticas y Raras (GARD) de Maryland, Estados Unidos, “la urticaria acuagénica es una condición rara en la cual se desarrollan ronchas con picazón luego que la piel entre en contacto con el agua, independiente de su temperatura”.

El portal especializado también señala que ocurre generalmente durante un baño, el sudor o contacto con nieve derretida, y si bien la causa exacta de esta afección se desconoce, sí existen varios medicamentos y terapias que han sido exitosas.

En el caso de Angerman, la niña no puede permanecer ni 15 segundos en el agua pues de inmediato le aparecen ampollas y al llorar de dolor, su malestar es mucho peor, indicó el medio británico Daily Mail.

Su madre, Brittany Angerman, de 27 años, intenta enseñarle a su hija a no llorar y está sumamente preocupada por el futuro de la pequeña. “Es realmente difícil, me rompe el corazón, todo sobre esta enfermedad me molesta“.

Pese a que los antihistamínicos ayudan a controlar la condición incurable de Ivy, a sus padres les preocupa que su cuerpo deje de reaccionar a ellos, y que el único tratamiento verdaderamente efectivo sea evitar el agua por completo. En ese sentido, su familia está reuniendo dinero para poder comprar equipos médicos especializados que ayuden a aliviar sus síntomas.

La madre comentó que al comienzo pensaron que su sarpullido y ampollas podían ser producto del champú o jabón, pero al bañarla solo con agua, notaron que las ampollas no desaparecían. “Probamos el agua de nuestros padres, probamos el agua de la ciudad, el agua del campo y nada cambió“, indicó.

Desde el diagnóstico de Ivy, su familia tuvo que adaptarse a su condición y, junto al padre de la niña, Daniel, optaron por bañarla solo una vez por semana, tampoco usan toallas por las ampollas y evitamos de que realice actividades tan exigentes puesto que al sudar también le aparece sarpullido.

La madre también está preocupada de que cuando sea adulta la molesten o se burlen de ella o que se pierda momentos de diversión como nadar o jugar con nieve.

Otra preocupación es cómo puede progresar la condición de Ivy, pues un alergólogo le comentó que existe un caso de una mujer que “no puede tomar otra cosa que no sea bebida light pues se ha vuelto alérgica al agua potable”.

No sabemos si Ivy alguna vez llegará a esa etapa, pero ella visita un alergólogo cada dos meses para que controle su condición. Además, tengo que documentar todo: cuando aparece la erupción, cómo lucen, cuánto duran, todo tiene que escribirse para los alergólogos“, aseguró.

Por último, están esperanzados en que alguna vez se encuentre una cura, y por mientras esperan recaudar cerca de 50 mil dólares (unos 30 millones de pesos) para costear su tratamiento. “Queremos probar y comprarle un purificador de agua, que esperamos pueda hacer que la reacción sea menos intensa para ella. Eventualmente pensaremos en mudarnos a algún lugar que no sea tan lluvioso, y aunque sea difícil, estamos convencidos de que como familia descubriremos cómo hacer lo mejor para Ivy“, cerró Brittany.