Naomi Lowry (38) había logrado hacer su sueño realidad de abrir su propio restaurante en Sidney, Culina et Vinum, cuando fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa tres.

El duro proceso de lucha contra esta enfermedad comenzó en febrero del año pasado, sometiéndose a un invasivo tratamiento de quimioterapia, el que le quitaba su sentido del gusto.

De acuerdo a su relato, este fenómeno se producía cada vez que iba a una de sus sesiones. Y, si bien iba recuperando el gusto a medida que pasaban los días, lo perdía rápidamente a la semana siguiente cuando debía realizarse el tratamiento nuevamente.

Esto parece el fin para un chef, no obstante, Naomi no se dio por vencida y hoy su historia de superación inspira a muchos. “No iba a renunciar a todo lo que había trabajado solo porque tenía cáncer”, aseguró.

El pasado lunes Lowry se realizó su última sesión de quimioterapia y con esto espera cerrar este doloroso capítulo para siempre. Además, indicó que mantenerse enfocada en su restaurante la ha ayudado patológicamente a llevar la enfermedad.

“(El local) me permite sentirme ‘normal’. Vengo a trabajar, y todo se trata de comida y negocios. No hay tiempo para pensar en la enfermedad”, explicó la chef, según consignó Emol.

Pero en este camino no estuvo sola. Naomi continuaba realizando sus recetas en el local, pero para los “toques finales” tenía el apoyo de sus colegas, quienes se convirtieron en sus papilas gustativas.

Esperanzada en mejorarse, Lowry también creó una cuenta de Instagram llamada Chef_vs_cancer, donde publicaba capturas de su tratamiento y también de su trabajo y amigos, a quienes les daba las gracias por su apoyo.

Finalmente, su pasión por la cocina la llevó a competir en el concurso para convertirse en la Chef del Año en Australia cuando estaba en pleno tratamiento, quedando entre los tres finalistas. En este contexto, Naomi envió un emotivo mensaje a todos quienes estén pasando por esta enfermedad: “No se rindan, aunque quieran. Sé que hay días en que la mejor opción pareciera que es quedarse en la cama y cerrarse al mundo. ¡Pero no lo es! Hay gente que los ama y que quiere ayudarlos”.