El 8 de marzo, fecha en que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, miles salieron a la calle para expresar sus demandas sobre igualdad y equidad de género.

Pese a que el llamado era solo para mujeres, en las manifestaciones que se llevaron a cabo alrededor del mundo también se vio a hombres, a favor de la causa.

El movimiento feminista busca la igualdad de los géneros, el que suele ser opacado por el machismo que ha prevalecido por años en la sociedad. En este contexto preguntamos: ¿puede esta forma de sexismo afectar a los hombres?

Antes de responder, definimos lo que es “machismo”, según la Real Academia Española (RAE): “Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón”.

Ximena Briceño Olivera, docente de Trabajo Social de la Universidad de La Frontera y doctora en Estudios de Género de la Universidad Nacional de Córdoba, explica que esta situación sí ocurre.

“Los hombres principalmente son afectados en la demostración de los afectos, por ejemplo ‘los hombres no lloran’, o en las relaciones con sus hijos e hijas al considerar este campo eminentemente de mujeres, viven mucha presión por tener que ser proveedores, valientes, exitosos en lo económico y sufren si sienten que no lo son”.

A lo anterior agrega que “si les gustan actividades consideradas ‘femeninas’ sienten que pueden ser juzgados en su masculinidad, por ejemplo, si no les gusta el fútbol, les gusta bailar, incluso si le gustan los gatos. El machismo genera muchas desventajas en las relaciones igualitarias entre los géneros, no pueden jugar con muñecas, por lo tanto, no aprenden el ejercicio de su paternidad”, detalla.

Por su parte la directora del Centro CIELO UST, Pamela Caro explica que “en el machismo se piensa que ‘lo masculino’ es superior, más allá si eres hombre o mujer. Ahora desde las ciencias sociales no hablamos de ‘machismo’ sino de sistema patriarcal, porque el machismo tiene como opuesto el hembrismo que es la primacía de la hembra”, enfatiza.

Al igual que Ximena, Pamela detalla que los hombres se ven dañados al momento de asumir ciertos roles. “Por ejemplo, un hombre que se dedica al cuidado de sus hijos no genera una actividad remunerada, es ampliamente criticado, se les atribuye ciertos nombres como ‘macabeo’, por ejemplo. Ese es un impacto concreto del llamado machismo”.

En tanto, Luis Pino, académico de la Escuela de Psicología de Universidad de Las Américas (UDLA), explica que los afecta de una manera positiva. “Porque primero hay una etapa de resistencia de no comprender, incluso, de oposición al sentido del movimiento feminista y, luego, paulatinamente, los que tienen desconocimiento -que son profundamente machistas-, va a aportar positivamente, por ejemplo, el rol de ser un sujeto proveedor, el rol de no conectarse con las emociones de que los hombres no lloran; eso produciría un cambio positivo en los hombres porque implicaría ser más libres frente a elementos que determinan lo masculino“.

Los hombres que no se dan cuenta

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Aunque ya es cada vez más común que los roles en la sociedad no estén encasillados en un cierto género, aún se juzga al hombre que hace tareas domésticas o tiene alguna profesión mal llamada “femenina”.

A pesar de ello, muy pocos son conscientes de que el machismo también está siendo aplicado en ellos. “Son criados de cierta forma que creen que es la correcta y como tienen muchos privilegios no están dispuestos a perderlos. Algunos piensan que dejan de ser machistas porque lavan la loza, pero no visualizan las múltiples formas de micromachismos existentes en la cultura. Existen grupos de jóvenes u hombres adultos que trabajan y estudian las construcciones de su masculinidad y tensionan aquello, pero no es la mayoría”, declara Briceño.

En tanto, Caro declara que con el cambio de sociedad hay distintos tipos de hombres. “Hay un grupo de ellos que son conscientes de que les afecta y están haciendo acciones concretas para cambiarlo. Sin embargo, la gran mayoría creo que no lo es, esto porque existe un estereotipo arraigado a la sociedad que hace que no se cuestione y se cree que como siempre fue así, debe seguir siendo así”.

El machismo no tiene género

Así como la causa feminista puede ser apoyada por hombres y mujeres, el comportamiento patriarcal tampoco tiene género, por eso es bastante común que mujeres normalicen actitudes machistas y de donde nació el término de sororidad (hermandad entre mujeres).

“Las mujeres somos criadas en el mismo sistema patriarcal, por lo tanto, somos machistas, y mientras no nos damos cuenta de eso, ni tensionamos nuestra formación, también caemos en determinados sesgos, por lo tanto, es importante que las mujeres también se deconstruyan”, explica Ximena.

Sin embargo, es en enfática en derribar el mito de que las ‘mujeres crían a niños machistas’. “Por supuesto que no, si un niño se cría en el ejemplo, si ve que su padre llega todos los días a sentarse en el sillón y mirar TV, mientras la madre igual trabaja fuera del hogar y después llega a hacer todas las tareas del hogar, cuál es su visión de familia. Las responsabilidades de la crianza son compartidas tanto por hombres como por mujeres, los medios de comunicación y la escuela“.

Opinión que comparte la directora de CIELO. “El machismo es una creencia cultural, desde y con hombres y mujeres, por eso soy de la idea de que el criar niños machistas es de responsabilidad de la sociedad en conjunto, medios de comunicación, es la educación que se imparte en las escuelas, etc. Por eso no creo que el machismo sea impuesto por las mujeres”, declara.

Por su parte, el académico de la UDLA es claro en señalar que este tipo de pensamiento no tiene género. “Como para la psicología el machismo es una idea y es una forma de entender a las personas, tanto hombres como mujeres son machistas, es decir las mujeres son machistas con los hombres y son machistas con las mujeres y los hombres son machistas con las mujeres y con los hombres. A los hombres les decimos que actúen como hombres y a las mujeres esperamos que actúen como mujeres; incluso las mujeres a los hombres les dicen ‘hazte hombre’, ‘ponte los pantalones’ o ‘eso es de hombre’, etc (sic)”.

Políticas machistas

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En octubre de 2011 se dio a conocer a través del Diario Oficial la extensión del postnatal a seis meses, además de la incorporación del permiso parental que debía ser traspasado por la mujer hacia el hombre en caso de que se quiera.

Al respecto, las cifras no han sido muy alentadoras, ya que según informó 24 horas, al año 2018 solo el 0,23% del total de permisos de postnatal han sido traspasado a los hombres, dejando en evidencia que ciertos comportamientos no han cambiado.

De hecho, también existe la llamada Licencia por hijo enfermo menor de 1 año, a la que -hasta el año pasado- solo podía optar la madre, sin embargo, corre para ambos padres en caso de ciertas patologías, aun quedando vacíos en casos como nacimientos prematuros, donde los recién nacidos deben pasar un tiempo prolongado en la neonatología.

Pero esto se ve reflejado también en cosas simples como permiso de los jefes en caso de que el hijo se enferme y haya que ir a buscarlo al jardín, en la mayoría de los casos la mujer es la que cuenta con la “flexibilidad”, mientras el hombre es cuestionado al momento de solicitarlo.

También existe la llamada opción de sala cuna, que solo se aplica en las empresas donde existen 20 o más trabajadoras ya que tiene por objetivo “la protección a la maternidad”, olvidando a los trabajadores y su rol en la paternidad, por ende, los hombres no pueden optar a la sala cuna en caso de tener hijos/as.

Para Pamela Caro, el cambio debe venir desde arriba. “Hay que capacitar a las jefaturas, porque en Chile existen políticas que son operativizadas por las jefaturas, por ende, si no sensibilizamos a las personas que ejecutan las medidas, quedan en letra muerta”.

Por su parte, Ximena Briceño explica que todo está en la educación. “La manera es educando a la sociedad en la igualdad de derechos, la maternidad es una tarea de la sociedad en su conjunto, tanto de hombres como de mujeres, ya que se les exige a las mujeres cumplir en todos los ámbitos, debiera ser compartido o a elección de la pareja, se debe dejar de imponer el rol de cuidados solo a las mujeres”, manifiesta.

En tanto, Luis declara es necesario hacer un cambio en las leyes. “Legislar con respecto a las políticas públicas de esta temática significaría un buen ejemplo de cambio sustantivo y de una sociedad que está apuntando a una más desarrollada”.

Con esto queda en evidencia que el llamado machismo es algo que se ve bastante frecuente, siendo un comportamiento que afecta tanto a mujeres como hombres, y erradicarlo debe ser una tarea de todos.