Han pasado casi 22 años del fallecimiento de la princesa Diana de Gales en un terrible accidente automovilístico en París, Francia, junto a su pareja de aquel entonces, Dodi Al-Fayed.

Pese a su partida, la vida de la ‘reina de corazones’ sigue llamando la atención de los fanáticos de la realeza y la prensa mundial. Libros, documentales, películas y un sinfín de artículos periodísticos sobre diversas historias de su vida, la han transformado en una de las celebridades más importantes y recordadas de todos los tiempos.

Su fallido matrimonio con el príncipe Carlos, la devoción por sus hijos William y Harry, y las arriesgadas decisiones que tomó a lo largo de su vida, es lo que más conocemos de Lady Di, sin embargo, la infancia de la princesa también ha llamado la atención porque pese a tener una vida llena de comodidades y lujos, en términos familiares todo fue bastante gris.

Según consignó el portal Nueva Mujer, la vida familiar de los Spencer estaba bastante fracturada, y Diana buscó refugio en sus hermanos.

A continuación te dejamos con varias curiosidades de su infancia gracias a portales como Mom.me; Hello Magazine; y CheatSheet.

1.- Sus padres no esperaban una hija

Antes de que Diana naciera, su madre dio a luz a su tercer hijo, un niño llamado John Spencer, quien lamentablemente murió 10 horas después de nacer. Por eso, luego de perder a John, su primer hijo varón, esperaban que el próximo embarazo fuera de un niño, pero no fue así y nació Diana.

Andrew Morton, el periodista que se ganó la confianza de Lady Di para que ésta le contara toda su vida, afirma en el libro Diana: Her True Story in Her Own Words, que el hecho de que Diana fuera una niña y no el niño esperado por sus padres, supuso una decepción en su vida que nunca pudo superar. “Ambos padres estaban locos por tener un hijo y un heredero, y ahí viene una tercera hija“, señaló Diana. “Qué triste. Lo he reconocido ahora. Siempre lo supe y ahora lo reconozco y está bien. Lo acepto“, agregó.

2.- Una vida familiar inestable

Pese a que los Spencer eran una familia muy acaudalada y Diana creció en una especie de castillo en Althorp, esta tensión por no tener un heredero, alejó a sus padres y el ambiente se volvió frío y solitario. De hecho, ella recordaba ver varias veces llorar a su madre. Su padre, en tanto, “nunca habló de eso”.

Si a eso sumamos que las niñeras en la propiedad cambiaban frecuentemente y que no había comunicación en la familia, podemos deducir que la princesa vivió una infancia y adolescencia bastante difícil.

3.- El doloroso divorcio de sus padres

Se dice que Diana intentó desesperadamente que su matrimonio con el príncipe Carlos funcionara, porque estaba consciente del sufrimiento que podría significar para sus hijos pequeños un divorcio. Lo anterior porque ella lo vivió en carne propia con sus padres.

Cuando ella solo tenía 7 años, Frances Roche y John Spencer se divorciaron. Primero, la princesa vivió con su madre durante el año de separación en 1967, pero en las vacaciones de Navidad de ese año, John se negó a que la niña volviera a Londres con su madre, y más tarde se quedó con su custodia.

4.-Atemorizaba a todas sus niñeras

Diana reconoció haber sido un “terror” para las mujeres que llegaban a la casa a trabajar como niñeras. Tanto ella como su hermano menor, Charles, las asustaban y realizaban diversas travesuras para espantarlas.

Como nadie les explicó la verdadera función de estas mujeres, la princesa le contó a Morton que solían tirar sus ropas por la ventana, ya que las veían como una amenaza para su madre.

5.- En el colegio solían molestarla por lo mucho que comía

De acuerdo a lo que Diana le comentó a Morton, durante su época escolar en Riddlesworth Hall, ella “comió y comió y comió“. Por lo mismo, sus compañeros solían molestarla con comentarios sobre cuánto podía comer e incluso le propusieron desafíos de comer seis piezas de pan al desayuno o varias unidades de arenques.

Cabe señalar que más tarde, Diana desarrolló un trastorno alimentario, provocado por un comentario mal intencionado de su esposo, Carlos, sobre el tamaño de su cintura. Tanto le dolió esa frase a la princesa, que nuevamente se refugió en la comida y debió lidiar con bulimia. “Recuerdo la primera vez que me provoqué ese mal. Estaba emocionada porque pensaba que era un modo de aliviar la tensión”, se le escucha decir a Diana en unas grabaciones de 1991 transcritas por el Daily Mail.