El inglés Ross Edgley se propuso un extremo desafío para ingresar al libro de los récord Guinnes: nadar en mar abierto por 157 días. Esto lo consiguió el pasado 04 de noviembre, cuando superó el récord anterior de 74 jornadas nadando de esta manera.

Todo partió el pasado 01 de julio en la playa de la localidad de Kent. A partir de ese día, este deportista debió sortear complejos obstáculos: fuertes olas, corrientes frías, mal tiempo y muchas picaduras de medusa, 37 para ser exactas.

Fueron en total 12 horas diarias de nado, lo que le provocaron serias lesiones en su cuerpo: “Imagina tener una herida abierta y frotarla con papel de lija durante 12 horas al día. Así es como se siente. Levantarte y que las sábanas estuvieran pegadas, tener que sacarlas y volver al agua”, dijo Ross en conversación con el portal británico The Guardian. De hecho, según contó el nadador incluso un día despertó con partes de su lengua sobre la almohada.

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Además, para poder combatir con los dolores, Edgley tuvo que cambiar su dieta. Por ejemplo, para evitar calambres y heridas, empezó a consumir plátanos, llegando a comer más de 500 a lo largo toda su travesía. Pero no sólo eso, ya que su alimentación diaria sumó 15 mil calorías diarias, lo que llevó a sumar 8 kilos: pizza, pasta, budín de arroz, 610 bananas y 314 latas de Red Bull, fueron parte de sus alimentos.

Pese a los inconvenientes, este deportista pudo alcanzar su desafío y así inscribir su nombre en el tradicional libro de Guinnes: “Me emocioné mucho y tuve que ponerme las gafas porque estaba empezando a llorar. Fue increíble”, explicó, luego de relatar que en el último kilómetro de su desafío, fue acompañado por cerca de 300 nadadores, de su familia y cientos de fanáticos.

Ahora, ¿qué es lo que se viene para Ross? Descansar, sólo descansar, sobre todo volver a sentir partes de su cuerpo: “Los tendones y los ligamentos de mis pies han estado básicamente dormidos durante todo el verano”, explicó el deportista, que ahora buscará a su vida cotidiana, lejos del agua, por ahora.