Instalado con sus máquinas en pleno centro de La Serena, Christofer Fuentes le alegró la víspera de Navidad a una docena de personas sin hogar en la capital regional.

El barbero, de solo 22 años, quiso llevar a cabo una idea que venía planeando desde hace meses y que, según comenta, lo llenó de satisfacción realizar.

El joven serenense le ofreció un corte de pelo y barba gratuito a hombres en situación de calle, acción que tuvo reacciones bastante sorpresivas, pasando por la alegría de los beneficiados, a las críticas de algunas personas que se molestaron al verlo que iba acompañado de un camarógrafo.

“Tuve drama con gente de la municipalidad, que me decía que si uno hacía algo lo tenía que hacer de corazón, yo les dije que no lo hacía para darme a conocer, lo hice para ayudar, soy de esa onda, siempre he estado metido en ayudar a la gente y me siento feliz haciendo esto. Obvio que lo voy a volver a realizar”, explica en conversación con El Día.

Un regalo de navidad en La Serena

El 20 de diciembre, Christofer, acompañado de un amigo que tomó fotografías y produjo un video para compartir en redes sociales, fue por las calles entregando lo que está en sus manos para conseguir una sonrisa en Navidad y también un mensaje.

“Esto lo hice para incentivar a otros barberos a hacer lo mismo”, cuenta sobre su iniciativa.

La voz se corrió rápido y sin darse cuenta, tenía una larga fila de personas en situación de calle esperando por un corte de pelo como en una barbería, pero al aire libre.

Los “clientes”, rieron y hasta lloraron de emoción, sorprendidos, y muchos de ellos, alejados por años de las celebraciones de Navidad.

Igual quedó mucha gente sin cortarse el pelo, como yo era uno solo e hice doce cortes, ya estaba un poco cansado y fueron 12 al hilo, así que estuve parado harto rato y las máquinas también no me dieron… ellos me vieron y se formó una fila de personas en situación de calle que estaban esperando el turno”, relata.

Si bien no recibió un pago, se fue lleno de experiencias e historias que ahora atesora en los primeros pasos de su carrera.

“Hay muchas historias detrás. Muchos de ellos venden parches curita, y algunos antes tenían títulos, o habían estudiado, habían sido jefes en su momento. Yo llegué a puro llorar a mi casa. Fue la experiencia más hermosa que he tenido en mis 22 años“, declara.

“Me fui lleno, con ánimo, me dio más fuerzas. Hoy pasé por el centro, los pasé saludando y me abrazaban, los ayudé nuevamente con comprarles parche curita, los vi y aún están afeitaditos, como que aún están manteniendo, por así decirlo, su imagen”, concluyó.