Una dramática situación vive Gissele Orellana, madre de Liam, un pequeño de dos años, electrodependiente, y que sufre del síndrome de Treacher Collins.

El problema, cuenta esta madre, es que necesita pagar una deuda de $2 millones para que su hijo acceda al suministro eléctrico, que lo mantiene con vida.

“Se me ha muerto mi hijo en los brazos, lo he tenido muerto”, relata Orellana, al medio Timeline, indicando que el menor de edad es usuario de una bomba de alimentación y un CPAP nocturno, que evita la obstrucción de sus vías respiratorias.

Liam nació en 2020 y estuvo ocho meses hospitalizado en Santiago, para luego volver a Iquique, donde vive la familia. Fue en dicha ciudad donde tuvieron que internarlo poco después de cumplir un año, tras sufrir un paro respiratorio.

La operación estaba en espera. Mi hijo quedó con anemia y neumonía. Lo saqué del hospital y lo traje a Antofagasta a una consulta particular”, relata Orellana, que también es madre de otro bebé de nueve meses.

Respecto a Liam, añade que “después tuvo otro paro respiratorio y me dijeron que necesitaban operarlo con urgencia y aquí, el 18 de octubre, le hicieron una distracción mandibular”.

Por esta razón es que deben permanecer en Antofagasta, para someterse a controles de salud semanales.

“Vivimos a unos 20 o 25 minutos del hospital. Se nos hace muy difícil, porque a veces ni siquiera nos alcanza para la micro. Donde vaya tenemos que andar con la bomba de alimentación”, sostuvo la angustiada madre.

Millonaria deuda que pone en riesgo la vida del pequeño Liam

Cabe señalar que en Antofagasta se instalaron en la casa de un familiar que falleció hace años y que mantiene una deuda vigente de luz, que asciende a $2 millones.

Esta situación mantiene preocupada a Gissele, ya que sin el suministro, la vida de su hijo está en riesgo.

“He publicado en Facebook porque ya me da vergüenza, me da pena, porque mi hijo lo necesita y estoy viviendo sin luz. La deuda es por la electricidad de la casa, creo que fue por el interés que cobraron, porque acá no vivía nadie hace unos cinco años”, explica al citado medio.

“Así se acumularon los $2 millones de la deuda, aunque juntando la mitad puedo repactar, pero tampoco tengo esos recursos. Tengo que llevar los documentos para ver si con eso me pueden dar la luz mientras tanto”, agrega.

“Ya no puedo dormir en las noches, porque Liam a veces deja de respirar”, dice sobre su hijo, el mismo que el próximo 13 de diciembre cumplirá dos. “Ni para comprarle una torta tengo”, sentenció la mujer.