Un profesor fue sorprendido por sus estudiantes, quienes le regalaron un vehículo para que pudiera trasladarse en menor tiempo a su lugar de trabajo.

Lo anterior, debido a que el docente peruano identificado como Julio Castro, tardaba cerca de cuatro horas para llegar al establecimiento, ya que recorría 11 kilómetros hasta la parada del metro en scooter, para luego tomar un bus por 90 minutos hasta Century City, y posteriormente caminar un kilómetro al colegio.

“Me despierto a las 04:00 horas de la mañana y regresó a las 09:30 horas de la noche, cuando mis tres hijos pequeños están dormidos”, dijo el profesor de matemáticas en conversación con Los Ángeles Times.

Ante dicha situación, apoderados y alumnos de la escuela YULA de Los Ángeles, decidieron iniciar una campaña para comprar un automóvil al profesor, por quien sentían un profundo cariño.

Esto, debido a que niños, jóvenes y adolescentes destacaron la gran vocación de Castro en una serie de testimonios que publicaron una vez que recibió el auto marca Mazda, modelo 3 hatchback.

“Se saltará la hora del almuerzo para ayudar a un estudiante y se quedará después de la escuela. También ayuda a los estudiantes que no están en sus clases. Está muy, muy, muy dedicado a nuestro futuro”, explicó uno de sus estudiantes.

¿Cómo recaudaron los fondos para comprar el auto del profesor?

De acuerdo al citado medio, apoderados y alumnos realizaron campañas a través de Facebook e Instagram, y en solo un mes recaudaron lo suficiente para comprar el auto, contratar un año de seguro, y llenar el estanque de gasolina.

A ello, se sumó que la madre de un estudiante se desempeña como gerente de una organización sin fines de lucro, quien aportó una importante suma de dinero, además de lo que juntaron a través de una plataforma de donaciones, las que llegaron desde todo el mundo.

Asimismo, profesores y estudiantes del establecimiento hicieron rifas, ventas de alimentos y eventos, con el objetivo de comprar el vehículo.

Cabe señalar que, aunque Castro estaba al tanto de que los jóvenes conocían su realidad, nunca esperó recibir un regalo a cambio.

“Hice lo mejor que pude. Yo siempre les decía: ‘Cuando la vida no va como ustedes quieren, ¿qué hacen? No llores por eso. No te quejes por eso. Solo sé agradecido por lo que ya tienes, y luego sigue adelante. Y un día algunas cosas buenas sucederán'”, recordó.