Nabi Tajima era la persona asiática más longeva de la historia, y la tercera del mundo. Vivió en Japón 117 años y 260 días, hasta que murió el 21 de abril de 2018.

La mujer figuraba en el Libro Guinness de los récords como la más longeva del planeta. Antes y durante bastante tiempo, ocupó el tercer puesto, luego de la estadounidense Sarah Knauss (que al morir tenía 119 años y 97 días) y la francesa Jeanne Calment, que murió a los 122 años y 164 días, al menos según los registros oficiales que existen.

Los últimos tres meses y medio de su vida, Nabi Tajima los pasó en un hospital de Fukuoka, para que recibiera control médico, luego de una descompensación.

No obstante, los últimos 20 años estuvo en un hogar de ancianos, ubicado esa misma próspera ciudad del extremo sudoccidental del archipiélago japonés. Uno de sus pasatiempos favoritos de entonces era jugar al Othello -un juego de mesa entre dos personas- y Nabi siempre dejaba vencía a los empleados del recinto.

Nabi Tajima
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Si bien falleció poco antes de cumplir 118 años, y se llevó a la tumba el secreto de su longevidad, sus hábitos pueden reconstruirse a través de los testimonios de un país que ostenta el segundo puesto mundial de expectativa de vida: 83,6 años.

Son los mismos japoneses los primeros interesados en desentrañar este fenómeno, y encararon un estudio que demostró que la población sigue rigurosamente la guía alimentaria nacional, la cual reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares.

Pero además, completaron su lista enumerando lo que fue determinante en varios casos longevos.

10 claves de la longevidad japonesa

1.- Dieta: la guía de la longevidad recomienda comer granos, legumbres acompañadas de carne, pescado, soja, dos porciones diarias de fruta, productos lácteos. La ingesta de carbohidratos es a través de arroz y fideos, en vez de pan blanco.

2.- Darle un sentido a la vida: un estudio publicado por JAMA Psychiatry revela que las personas mayores de 50 años tienen menos riesgo de detener el ritmo de su vida según la fuerza con que se aferren a un objetivo.

3.- Un alma generosa: la amabilidad y la buena educación dulcifican la vida ajena y prolongan la propia.

4.- Convivir con la música: aunque son varios los que no creen en la veracidad del acta de nacimiento de la china Alimihan Seyiti, que falleció en 2021, supuestamente a los 135 años, nadie le quita haber sobrepasado el siglo de vida. Según el periódico Daily Mail, la mujer comenzó a cantar y bailar desde la adolescencia y que, en 2014, todavía podía memorizar las canciones nuevas que escuchaba en la televisión.

5.- Tomar más agua: Alimihan Seyiti bebía agua todo el tiempo y varios estudios demostraron que las personas en régimen para adelgazar obtenían mejores resultados si bebían mucha agua. Un beneficio que también alcanza a los diabéticos y enfermos coronarios, entre otros.

6.- Comer menos carne: otra vez Alimihan Seyiti se torna un ejemplo, ya que se cree que alcanzó los 131 años –esa sería su edad, pero de coqueta se sumaba más años- por tener un régimen alimentario esencialmente vegetariano, pero con consumo de carne de cerdo una vez a la semana.

Desayuno huevos
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7.- Huevos en el desayuno: la italiana Emma Morano murió a los 117 años, en 1017. Su secreto de longevidad fueron 3 huevos diarios (2 de ellos, crudos) hasta que cumplió 90 años; luego, los redujo a dos.

8.- Tener fortaleza: la longeva Emma Morano, dejó a un marido que la hacía infeliz, luego de haber perdido un bebé y cuando el divorcio aún no existía en Italia; nunca más quiso casarse “para no depender de nadie”, según explicó al periódico The New York Times en 2015.

9.- Rodearse de amor: el indonesio Sodimedjo, también conocido como Mbah Ghoto (Pépé Ghoto), fue el hombre más longevo de la historia. Si se puede dar crédito a su documentación, tenía 146 años cuando murió en 2017. Siempre fumó, pero aseguró: “Yo he tenido una vida larga porque muchas personas me quisieron y cuidaron”, declaró una vez en un reportaje radial.

10.- Consumir productos locales: la jamaiquina Violet Mosse Brown murió a los 117 y comía de todo, excepto pollo, cerdo y ron. El periódico Jamaica Observer detalló que su dieta se basaba en papas, mangos, castañas y naranjas cultivados en la isla.