El 31 de marzo de 2005, fue un día que marcó un hito tras la muerte de Terri Schiavo, quien estuvo quince años en estado vegetativo.

Su deceso generó un enorme debate, y puso en tela de juicio hasta qué punto el hombre puede intervenir en la vida de una persona.

Todo comenzó en febrero de 1990, cuando cayó desmayada en su casa en St. Petersburg, Florida, siendo encontrada en el suelo por su esposo Michael, con quien mantenía un matrimonio de 5 años.

Aquel desplome, producido por un paro cardíaco, se produjo luego que la joven, quien en ese entonces tenía 27 años, sufriera problemas de salud derivados de su frustración por no convertirse en madre, ya que un ginecólogo le comentó que, quizás, su exceso de peso le impedía quedar embarazada.

Tras esto, comenzó una dieta extrema que la llevó a bajar casi 50 kilos en unos meses. A eso se sumó un cuadro de bulimia que se complicó, pues solo se alimentaba con sopas y tazas de té, informó El Mundo.

Debido a este incidente, fue derivada al Hospital Humana Northside, en donde la intentaron reanimar sin éxito.

Una dura lucha

Según indicaron los médicos, el infarto generó una disminución crítica de la llegada de oxígeno al cerebro, causando que la joven quedara en coma, siendo conectada a un respirador mecánico, recibiendo una traqueotomía y gastrostomía percutánea para unirla a una bomba que le diera alimentos y agua, consignó Infobae.

Pasaron dos meses y medio desde que Terri se mantuvo en dicha condición, hasta que sorpresivamente despertó.

Aunque solo fue una pequeña ilusión, ya que minutos después ella perdió sus funciones corticales mayores, vinculadas al pensamiento, para posteriormente entrar a un estado vegetativo del que jamás salió.

El daño cerebral fue irreversible, por lo que los médicos señalaron a la familia que evitaran mantener esperanzas por una posible recuperación.

Pese al negativo diagnóstico, en los tres años siguientes, la paciente recibió diversas terapias, incluso algunas en fase experimental, para intentar que recuperara su conciencia.

El comienzo de los cuestionamientos

En 1993, y luego de que Terri sufriera una infección del tracto urinario, Michael pidió una orden de “no resucitación”.

Esto tenía como objetivo que siguiera conectada al respirador y la sonda, pero que no se realizaran medidas médicas extraordinarias.

Posteriormente, en 1998 Michael pidió que su esposa fuera desconectada tras casi nueve años de estado vegetativo, lo cual generó que los padres de la mujer acusaran que el hombre solo quería matarla, ya que había formado una nueva familia.

En tanto, el hombre detalló que su esposa le había dicho en una oportunidad que si se encontraba en alguna situación parecida, ella no quería seguir con vida.

Por su parte, los denunciantes acusaron que la joven tenía signos de actividad mental, por lo que efectuaron distintos análisis, los que no fueron exitosos.

La batalla legal en la historia de Terri Schiavo
EFE

Un enfrentamiento legal que traspasó fronteras

Tras once años en estado vegetativo, la Corte Suprema de Florida, la cual recabó diversas informaciones, decretó el 24 de abril de 2001 que la paciente fuera desconectada.

Esto generó que los padres de la mujer presentaran un nuevo recurso para que ordenara a los médicos que la conectaran a la máquina, el cual fue aceptado tras la intervención de autoridades norteamericanas, como por ejemplo el gobernador Jeb Bush, hermano del expresidente George W. Bush, detalló El País.

Durante los quince años que estuvo en estado vegetativo, hubo catorce recursos judiciales. El 18 de marzo de 2005, el juez George Greer ordenó que se le retirara la sonda, pese a que incluso el Papa Juan Pablo II intervino por la vida de la joven.

Finalmente, Terri Schiavo falleció el 31 de marzo de 2005, trece días después de ser desconectada.

Según reveló la autopsia, su cerebro estaba gravemente atrofiado, pensando menos de la mitad de una persona normal, y sin presencia de capacidad cognitiva.