Fue a finales de enero de 1961, cuando Benjamín Haebig Torrealba llamó a la policía para denunciar el hallazgo de huesos enterrados en el patio de su casa.

Según explicó en ese entonces, los restos humanos correspondían a la época colonial. Sin embargo, sus palabras sacaron a la luz un macabro crimen ocurrido en el barrio Bellavista de Santiago.

Lo que nunca pensó, es que un informe dental identificaría a sus víctimas y terminaría condenado por doble homicidio.

De acuerdo a los antecedentes del Poder Judicial, Haebig Torrealba se casó en 1959 con María Jesús Portales, descendiente de Diego Portales. No obstante, el matrimonio terminó luego que intentara asesinarla con un tiro.

Dos años antes de su compromiso, “el gringo”, quien había vivido varios años en Estados Unidos, compró una casa en la calle Dardignac 81, Recoleta, donde cometió terribles crímenes.

Benjamin Haebig
Captura Poder Judicial

Su primera víctima fue Leonidas Valencia Chacana, quien vendía antigüedades en el Mercado Persa.

En una ocasión, el hombre llegó hasta el inmueble con la intención de comprar unas piezas que Haebig le robaba a su arrendataria, la baronesa María Teresa von Door de Caseel.

No obstante, el reducidor le debía 200 mil pesos y eso lo tenía molesto. En un instante de furia, y mientras Valencia observaba las antigüedades, el sujeto le disparó dos tiros en el cráneo y, posteriormente, enterró el cuerpo en su patio.

Dicho crimen fue presenciado por el mozo de su casa, y para evitar que revelara su gran secreto, optó por asesinarlo de un tiro en la nuca. Luego lo decapitó y lo enterró junto a Valencia Chacana.

Víctimas de Benjamín Haebig Torrealba
Captura Poder Judicial

Tanta fe tenía Haebig en que no sería descubierto, que incluso llamó a la policía para alertar sobre la presencia de huesos en la propiedad, lo que correspondería a un supuesto cementerio indígena. Incluso rodeó la excavación con objetos de pueblos originarios.

Afortunadamente, los análisis realizados en el Servicio Médico Legal ayudaron a determinar las identidades y conformación de los esqueletos.

Un cinturón de piel, orificios de bala en ambos cráneos y una lupa del vendedor de antigüedades, derribaron las posibilidades de ser un crimen perfecto.

Condenado por doble homicidio

Fue así como la madrugada del 4 de febrero de 1961, Haebig confesó el doble homicidio, siendo condenado a 46 años de cárcel.

Al primero lo maté por ladrón y al Milo por inmoral. Los maté por la espalda porque es más seguro y los enterré boca abajo. Al Leonidas para no verle la cara y al Milo para no verle el cuello con sangre“, dijo en su declaración.

Dos años después le rebajaron la condena a 28 años, de los que solo cumplió 10, premiado por su buena conducta tras las rejas.

Al salir de la cárcel, el denominado “monstruo de Dardignac” terminó escribiendo sus memorias desde un asilo de ancianos.