La teleserie nocturna de Mega, Demente, se encuentra en su recta final. La historia de Pablo Illanes ha logrado cautivar a los televidentes, lo que queda demostrado con las altas sintonías que obtiene cada noche, de lunes a jueves.

Una relación que llama la atención es la que tiene Melissa Rodríguez (Paulina Moreno) con el villano de la producción, Dante Covarrubias (Andrés Velasco).

Recordemos que el marido de Flavia (Patricia Rivadeneira) secuestró a la joven y luego al pequeño Mateo, llevándola a desarrollar una extraña condición, distorsionando por completo su percepción de la realidad.

Y es que Melissa lleva años encerrada en el sótano de la casa de Dante y es la única cuidadora del niño. Con el paso de los capítulos, se muestra que su salud mental está muy comprometida.

Además, es la principal cómplice del secuestrador, con quien tiene una especie de relación amorosa, se siente la madre del menor de edad e incluso le cambió el nombre a “Nachito”.

En la realidad, existe un diagnóstico con características psicológicas similares a las que ha desarrollado Melissa: el síndrome de Estocolmo. 

¿Qué es el síndrome de Estocolmo?

Luis Pino, director de la carrera de Psicología de Universidad de Las Américas (UDLA), explicó a Página 7 que “es un tipo de vínculo contradictorio, paradojal, donde una de las partes justifica el actuar de la otra. Por lo general, surge en situaciones de cautiverio forzado”.

“Sin embargo, en todo tipo de relaciones humanas abusivas se expresa y se puede dar este tipo de síndrome, en donde la víctima está de acuerdo o reproduce esa situación”, agregó.

En ese sentido, el especialista indicó que también puede surgir en secuestros, abuso sexual, abuso de menores, pedofilia, relaciones de pareja de violencia, violencia intrafamiliar o maltrato laboral.

“La única forma que la persona tiene para entender lo que le ocurre, es comenzar a explicar la conducta del maltratador o quien produce la violencia, y esta comienza a tener sentido”, complementó.

Síntomas

En cuanto a los principales síntomas, Pino aclaró que existe “un error de la comprensión y vivencia de la empatía, que se distorsiona. Se tiende a pensar que soy empático con mi captor o maltratador”.

“Esta empatía distorsionada hace que yo entienda muy bien lo que el otro realiza. Luego lo justifico y pienso que merezco lo que me hace a mí”, añadió.

El profesional de Universidad de Las Américas señaló que lo anterior surge luego de que la persona ha cortado todos los vínculos con otras personas, lo que permite hacer un contraste y tener otra visión de la situación.

Captura | Mega
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Tratamiento

Al respecto, el psicólogo indicó que puede existir un tratamiento medicamentoso desde un punto de vista psiquiátrico.

Desde el punto de vista psicológico, se pretende hacer un cambio de las percepciones y concepciones. “Una forma, es que la persona comience a interactuar con nueva información de cómo funcionan las relaciones humanas o cómo funcionan las situaciones de abuso”, cerró.