El pasado 18 de agosto de 2021, todas las comunas de Chile salieron de cuarentena (fase 1) y, actualmente, la capital completa está en fase 4, dejando atrás las restricciones tan duras que nos regían hace unos meses.

Con el proceso de vacunación avanzando y las cifras de contagio disminuyendo cada día, los niños volvieron a jugar en los parques, los jóvenes han empezado a reunirse nuevamente, y muchos colegas se reencontraron en sus oficinas, de regreso al trabajo presencial.

Sin embargo, puede que tu cerebro no esté listo para retomar la vida social de antes, pues los meses de confinamiento afectaron fuertemente la salud mental de la población, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.

El neurocientífico estadounidense Kareem Clark publicó un artículo en el medio académico The Conversation, donde explica cómo el aislamiento social y la resocialización afectan al cerebro.

En ese contexto, habla de un término llamado homeostasis social, que se refiere al equilibrio adecuado de conexiones sociales. “Las redes sociales pequeñas no pueden proporcionar esos beneficios, mientras que las grandes aumentan la competencia por los recursos y las parejas. Por eso, el cerebro humano ha desarrollado circuitos especializados para medir nuestras relaciones y hacer los ajustes adecuados”, explicó el especialista.

fin del distanciamiento
Contexto | Pixabay

Por otro lado, indicó que un estudio reciente descubrió que al reducir la interacción social, surgen también los “antojos sociales”, pero estos se vieron totalmente restringidos durante la pandemia.

Esto generó un aumento de ansiedad y estrés en muchas personas, pues al privarnos del contacto social, aumentaron los niveles de cortisol.

“Evolutivamente, este efecto tiene sentido. Los animales que pierden la protección del grupo deben volverse hipervigilantes para valerse por sí mismos. Y no solo ocurre en la naturaleza. Un estudio descubrió que las personas que se autodenominan ‘solitarias’ están más atentas a las amenazas sociales, como el rechazo o la exclusión”, advirtió Clark.

Memoria social

Para ser exitosos en los círculos sociales, se necesita aprender comportamientos acordes, además de reconocer la diferencia entre los amigos y los enemigos.

Es el hipocampo la zona del cerebro donde se almacena este aprendizaje, pero si no se usa, se pierde. Por lo mismo, el aislamiento temporal -sobre todo en la edad adulta- puede perjudicar la memoria social.

Un claro ejemplo son los adultos mayores con círculos sociales reducidos, pues son más propensos a sufrir un deterioro cognitivo irremediable.

En esa línea, el neurocientífico recalcó que la homeostasis social es fundamental para la supervivencia: “Por suerte, al igual que el cerebro se adapta al aislamiento, lo mismo puede ocurrir con la resocialización“, comentó.

Según él, existen estudios que apuntan a la resocialización como un método para reparar los efectos de ansiedad y estrés producidos por el confinamiento.

resocialización
Contexto | Agencia UNO

Adaptación

Un reciente estudio escocés realizado durante la pandemia descubrió que las personas sufrían cierto deterioro cognitivo durante las semanas más estrictas de encierro, pero se recuperaban rápidamente una vez que se relajaban las restricciones.

La investigación con ratones de laboratorio sugiere que, aunque los animales no pueden reconocer a un “amigo conocido” inmediatamente después de un aislamiento de corta duración, rápidamente recuperan su memoria tras volver a socializar.

Nuestra ventaja es que nunca estuvimos totalmente aislados, pues las plataformas virtuales y la conexión a internet jugaron un rol fundamental para ayudarnos a permanecer vinculados unos a otros, pese a las distancias.

Por lo mismo, el especialista Kareem Clark llamó a mantener la calma y darle tiempo a nuestro cerebro, pues el fin del distanciamiento debería restablecer muy pronto nuestra homeostasis social.