El confinamiento que vino con la pandemia cambió drásticamente la rutina de todos, pero afectó de manera especial a los niños, niñas y adolescentes.

Tener que quedarse en casa durante meses supuso para ellos adoptar hábitos sedentarios, pero también disparó el uso de pantallas, como smartphones, consolas, tablets, televisores y computadores.

Este aumento en el uso de dispositivos electrónicos fue inevitable, considerando la imposibilidad de salir a jugar al exterior o asistir a clases presenciales, por lo que incluso el tiempo de descanso y las relaciones personales se trasladaron a las nuevas tecnologías.

El pasado mes de febrero, justo antes de cumplirse un año de crisis sanitaria en nuestro país, la ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt; la ministra de Desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar; la subsecretaria de Telecomunicaciones, Pamela Gidi, y VTR presentaron un estudio realizado por Criteria entre el 10 y 22 de diciembre del año pasado.

Los encuestados fueron 502 menores de edad, entre 8 y 17 años, revelando que un 90% ya tiene un teléfono móvil, mientras el 30% reconoció haber recibido su primer celular entre los 10 y 11 años.

Síntomas de abstinencia

Recientemente, un artículo del New York Times advirtió que los niños están a punto de vivir una época con síntomas de abstinencia, ahora que se levantan las restricciones y retomamos paulatinamente la rutina “normal”.

El sobreuso de las pantallas electrónicas llegó a su fin, y muchos padres comenzarán a preocuparse por cómo lograr desenganchar con éxito a sus hijos de las pantallas.

En esa línea, hay algunos tips que se pueden seguir para que este proceso sea lo más sano posible.

niños y pantallas
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Tener en cuenta el contenido y las consecuencias

Cada familia coloca sus normas, y varios padres trataron de establecer horarios específicos para que los niños usaran las pantallas de manera ordenada.

Aunque los expertos dan márgenes poco precisos sobre las horas de exposición recomendadas, lo cierto es que insisten en la necesidad de “fomentar unos hábitos saludables”, limitando estas actividades con aparatos electrónicos.

Un punto en el que ponen énfasis es en la supervisión del contenido, pues los tutores deben ser conscientes de lo que están consumiendo los menores de edad. Además, ahora que se está retomando la vida social, el tiempo en pantalla los priva de hacer otras actividades.

Entender que al niño no le hará mucha gracia el cambio

Sin duda, habrá momentos en los que habrá que colocar más límites a los niños, y probablemente se enfadarán por eso, pero es esperable.

Recordemos que son menores de edad y no tienen las herramientas suficientes para lidiar con la frustración. Por eso, especialistas recomiendan que los padres los ayuden en la transición, dedicando más tiempo para jugar con ellos y crear distracciones.

Vanessa Retamales, terapeuta ocupacional con más de 7 años de experiencia en trabajo con población infanto juvenil, indicó a Página 7 que “hay que empezar de a poco, no quitarles las pantallas de un día para otro. Debe ser un proceso paulatino, bajando las horas de permiso”.

juegos padre e hijo
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Acompáñalos en esta transición

Los temporizadores y los avisos previos pueden ayudar a controlar el enfado de los niños, pero también es importante acompañarlos en este cambio.

“Se pueden ofrecer actividades al aire libre y armar rutinas bien estructuradas para que no haya tiempos muertos. Si hay muchos tiempos muertos, los niños van a quejarse de aburrimiento y será más difícil alejarlos de los aparatos electrónicos“, advierte la especialista.

“La idea es que el niño pueda predecir lo que viene y tenga claro en qué horarios puede usar la pantalla. Entonces, cuando quiera hacerlo, recordarle cuál es el horario permitido. Todo parte con la rutina”, concluyó Retamales.